Con la nueva crisis sanitaria que padece el país debido a la epidemia del dengue, la sociedad civil cubana vuelve a activarse para la solidaridad. Como mismo hicieron durante el Covid-19, varios proyectos de ayuda humanitaria llaman a donantes, retoman sus antiguas redes de distribución, y empiezan a mandar ya los medicamentos e insumos a la sufrida Isla.
Tal es el caso de los familiares del preso político Andy García Lorenzo —Pedro López, Jonathan López y Roxana García—, quienes, tal y como hicieron años atrás, llaman a sus amigos cercanos y distantes a colaborar con la ayuda a los enfermos, sobre todo de dengue, del país.
La inclinación solidaria de esta familia no es nueva ni tiene nada que ver con la política: desde hace tiempo el joven Jonathan López y su padre destinan el 10% de sus ganancias mensuales a familias necesitadas. Durante el Covid-19, impulsaron el proyecto "Santa Clara por la vida", concebido como una colaboración de la sociedad civil hacia la sociedad civil, donde un grupo de amigos ayudaba a los necesitados por la pandemia.
"Teníamos una red acá —cuenta Pedro López a DIARIO DE CUBA— que se encargaba de entrar medicamentos por la aduana y repartirlos. Hacíamos almuerzos para los viejitos de la ciudad y se los llevábamos a sus casas". Pedro mismo, que es tornero de oficio, se dedicó a hacer cientos de válvulas dobles para poder repartir mejor el oxígeno de los pocos balones que tenían los hospitales. "Contábamos para eso con un grupo de amigos motoristas —recuerda— que las transportaban hacia los hospitales", con lo cual probablemente salvaron no pocas vidas. "También teníamos amigos doctores que nos ayudaban con la distribución gratuita de los medicamentos", añade.
Como suele suceder en Cuba, esta iniciativa no fue muy bien vista por la policía política, que sospecha de todo grupo independiente. "Esta actividad a la dictadura nunca le agradó del todo. La masticaban, pero no se la tragaban —continúa Pedro–, al punto de que un miembro del grupo fue citado varias veces por la Seguridad del Estado, que presionaba para que el proyecto cerrara. Todavía Andy no había caído preso, pero ya nosotros criticábamos el mal manejo de la pandemia etc.".
"Santa Clara por la vida" sobrevivió porque el famoso Centro Cultural El Mejunje, de Santa Clara, les abrió las puertas y, gracias a este paraguas institucional, funcionó. "Allí repartíamos los almuerzos, e incluso teníamos una pequeña consulta para la gente".
Hoy la familia López-García se alista para hacer lo mismo ante la crisis de dengue, con la ventaja de que su exposición mediática es más amplia y puede aprovecharla para recaudar más insumos y medicinas. Para ello, cuentan con el apoyo de varios proyectos solidarios que también ayudaron cuando la crisis del Covid-19, como el club de literatura "En cualquier esquina", dirigido por Alyta Baró y Laura Marrero, y el proyecto que maneja Leisam Rubio.
En una directa reciente, Pedro López convocó a sumarse a la causa. Al igual que en el caso de "Santa Clara por la vida", el manejo de las donaciones realizará con la mayor transparencia.