La activista Yolanda Carmenate Fernández, quien recibió una condena de cuatro años de prisión sin internamiento por su participación en las protestas del 11 de julio, fue amenazada por las autoridades cubanas con ser trasladada a un régimen de cárcel cerrada si no participa en los "círculos de interés político" mensuales, denunció a Radio Televisión Martí.
La opositora, de 66 años de edad, contó al medio de prensa que el juez de Ejecución la citó para amonestarla por su inasistencia a una reunión de reeducación política programada, y le dijo que de repetirse la enviaría a prisión.
Sobre la reunión a la que las autoridades la obligan a asistir, Carmenate Fernández dijo que "ahí se ponen a dar charlas del Gobierno y querer adoctrinarnos, cosa que es imposible, por lo menos para mí, porque ya yo estoy definida y conozco la verdad, y voy detrás de la verdad, que es la libertad, la democracia para mi pueblo".
"Todo ello no es más que hostigamiento y acecho policial por parte de vecinos y de la Policía, y otros al mando de la tiranía imperante, contra mi persona, para poder justificar su coartada, no solamente con la intención de llevarme de nuevo a sus siniestras mazmorras, también para mantenerme en extrema vigilancia y persecución", añadió.
El pasado mes de febrero la opositora, integrante de la Unión Patriótica de Cuba, tuvo que presentarse ante la misma instancia, donde la amenazaron en esa ocasión con enviarla a prisión si mantenía su labor como activista.
Carmenate fue declarada culpable de los presuntos delitos de "propagación de epidemias", "resistencia" y "desacato" por su participación en las protestas del 11J.
Este martes el manifestante cubano del 11J Javier Hernández, cuya imagen alzando un cartel con las frases "Abajo la Dictadura" y "Patria y Vida" fue una de las más divulgadas tras la protesta, dijo a América Tevé que llegó a Estados Unidos huyendo de ser encarcelado en la Isla.
El manifestante cubano afirmó que estuvo escondido en lugares que le brindaron amistades durante más de cinco meses, hasta que le levantaron la prohibición de salida del país, aunque no dio detalles relacionados con la vía de llegada a EEUU.
¡PObre Yolanda! Obligarla a ir a clases de reeducación debe ser una tortura. Dispararse esas trovas de lo bueno que es el socialismo debe ser como la gotica de agua que los chinos les dejaban caer constantemente en la cabeza a los presos.