"Todo mal. Muy triste todo", lamenta Wilber Aguilar, padre del condenado Walnier. "Los muchachos iban a hablar y no los dejaban… No sé por qué los abogados no mencionan que se armaron para que les dieran golpes a esos muchachos, la orden de combate. No sé por qué esas cosas no se dicen… Todo fue lo mismo".
El anterior es el tono general de los familiares al referirse a la vista del juicio de casación que tuvo lugar este lunes lunes en el Tribunal Municipal de 10 de Octubre, correspondiente al segundo grupo de condenados del barrio habanero La Güinera, por las protestas del 11J. Predominan la frustración, el escepticismo. Muy distinto a diciembre pasado, cuando se celebraron los primeros juicios y los familiares aún se esperanzaban con la intervención de un abogado, con el deseado triunfo de la verdad sobre la injusticia.
"Fue lo mismo de siempre —dice Zoila Rodríguez, madre de Katia Beirut y ex esposa de Freddy—. El mismo montaje de la vez anterior… Ya todo está determinado, lo que pasa es que ellos tienen que aparentar eso (la apelación) para que no digan que no se hizo".
Otro familiar que teme revelar su nombre dice que "esta vez la experiencia fue más desgarradora", porque la confrontación estaba planteada. Ya todos conocían al fiscal perverso y falaz y pugnaban por rebatir sus mentiras, sin esperar por los abogados. Pero no podían. Constantemente los mandaban a callar. "A mí las lágrimas se me salían de impotencia —relata el familiar— de ver que a esos muchachos les decían 'cállate', como si fueran unos perros, y el fiscal con todas sus mentiras. A Rolando Vázquez Fleita lo sacaron porque no pudo más y le gritó mentiroso al fiscal. Atrás sacaron a su madre (María Luisa), que salió a defenderlo".
Con trabajo, algunos acusados pudieron decir algo finalmente. Freddy Beirut preguntó por qué nadie hablaba de la golpiza que les dieron cuando los arrestaron; sobre todo a él, que es un hombre mayor y enfermo, que pensó que lo iban a matar. Wilmer Moreno denunció que, además, a él lo habían puesto con los asesinos en la celda y que luego lo aislaron y a las 5:00 de la mañana le quitaban las sábanas y todo para que pasara frío. Él y Roberto Pérez Ortega insistieron también en las incongruencias de la narrativa que los propone como líderes, cuando ellos llegaron a la protesta después de que había empezado.
Katia Beirut y Odet Hernández quisieron saber por qué todos omiten que en sus declaraciones la primera dijo que salió el 12 de julio porque había visto el día anterior cómo en Guantánamo golpeaban y desaparecían a su hermano y su sobrina menor de edad, y Odet evocó los problemas con la salud de su hija, la falta de medicinas y la inmundicia de las calles. Roberto deploró la hipocresía del Estado, que vino a arreglar algunas cosas en La Güinera y hasta a vender golosinas después de las protestas del 12 de julio, cuando él regularmente no podía comprarle nada a sus hijos.
Sino para hacer justicia, la vista al menos sirvió para escuchar las voces de las víctimas, que no se arrepienten ni piden perdón, sino que todavía pugnan por hablar.
Lamentablemente todo esto no es nuevo. Esto ocurre desde hace mas de 60 anos! y todo el mundo con miedo!Familiares que hanlan y condenan pero no quieren dar su nombre por temor a represalias? Que familaiar es es? Acaso si ya metieron preso a un hijo, un padre o un hermano o pariente que mas me da gritarles en su cara lo abusadores y mentirosos que son! Al final, el gobierno sarnoso sabe quien es quien en Cuba; lo unico es que los mantiene callados y quietos por el miedo que le infunden y una dosis de pendejin y se acabo! Si son mil; y por cada uno de ellos sus padres, madres, abuelas, tios, primos, vecinos, ecobios, los socios del barrio o la escuela o el trabajo, solo uno de cada uno van a reclamar al capitolio o al comite central, serian mas de 20 o 30 mil protestando por sus seres queridos! Sin embargo, todos o muchos veian con buenos ojos los destrozos del BLM y pobrecitos estan oprimidos! y ahora con su gente no hay empatia y apoyo para ellos solo en FB. Que pena por los presos.