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Represión

Los hijos del 11JCuba

Del caos y la crueldad que la dictadura distribuye en el presente de Cuba, la peor proporción la tendrán los niños.

La Habana
Odet Hernández Cruzata y Reinier Reynosa Cabrera, detenidos el 11J por manifestarse en La Güinera, La Habana.
Odet Hernández Cruzata y Reinier Reynosa Cabrera, detenidos el 11J por manifestarse en La Güinera, La Habana. Caridad Besu/Facebook

Lectora de Borges y de Chesterton, mi inclinación al sentimentalismo es escasa. Constato esta nota personal para matizar las siguientes líneas dedicadas a un tema que no puede evitar ser patético: del caos y la crueldad que la dictadura distribuye en el presente de Cuba, la peor proporción la tendrán los niños.

Más inocentes y más vulnerable que sus padres presos, los hijos, que deberán criarse sin la estabilidad que ofrece una madre, tendrán daños estructurales permanentes.

Esta semana será sellada la suerte de las dos mujeres que mayores condenas han recibido por el 11J, Katia Beirut y Odet Hernández, a quienes amenazan ya con 20 y 18 años de cárcel, respectivamente. Ahora se presentan al juicio de apelación (o casación). Casos como el de Lizandra Góngora, Teresa Rodríguez, Elizabeth León, casos de madres con varios hijos presos, son emblemas de este trauma infantil que distribuyen los del poder. Pero cuando pienso en Odet y en Katia, no puedo evitar que mi atención se desvíe hacia sus hijos.

La familia Beirut, que está repartida entre Guantánamo y La Habana, ha conocido especialmente el oscuro poder que destruye Cuba en sus menores. La sobrina de Katia, que en julio de 2021 tenía 17 años, fue arrestada y golpeada junto a su padre. En la cárcel tuvo que ver, entre otras cosas, cómo desnudaban a los hombres frente a las prisioneras (incluido su padre) y los filmaban. Katia tiene dos hijos, uno de 20 años, que se ha convertido en un muchacho retraído, "que solo sabe fumar y jugar con videojuegos", y otro de cinco, que de ser un niño al que le encantaba ir a la escuela ha pasado a hacerle rechazo, llora y busca entre la ropa de su madre. La hija de Odet tiene cinco años también. A sus ojos, su mamá está trabajando en ese lugar donde debe visitarla a cada rato. No entiende por qué no acaba de regresar a la casa.

A todos habrá que explicarles en su momento que sus padres no cometieron más delito que el de querer que su país cambiara. Odet y Katia ni siquiera participaron en la fase violenta de la protesta en La Güinera, sino que, como admite la Fiscalía, solo filmaron, se expresaron libremente y llamaron a otros a manifestarse.

Tampoco cometió un acto violento Luis Frómeta Compte, condenado a 25 años, que tiene dos hijas mayores en Alemania y uno de cuatro años aquí, ni el valor de una piedra lanzada debe ser mucho mayor al de una bala disparada para matar. En el mismo juicio son padres Wilmer Moreno Suárez, que tiene una niña de diez años —sentenciado a 25 años también—; Walnier Aguilar, con hijos de uno y tres años; Rolando Vázquez Fleita, con una niña de 13; y Roberto Pérez Ortega, castigado a 25 años, con dos hijos menores también.

Los jueces, con falsedad, escriben en el acta de la sentencia: "Se tuvo en cuenta las certificaciones de nacimiento de los hijos menores de edad de los acusados ODET, DENIS y LUIS, en las que se certifican que los mismos cuentan con cinco, siete y cuatro años de edad, respectivamente; unido a un resumen de historia clínica del pequeño de DENIS, que acredita la atención por la especialidad de Psicología como consecuencia de la reclusión de su padre", a quien condenaron a 23 años en ese mismo documento.

Uno de los menores se arrodilla con la abuela a pedir que le devuelvan a su padre. Otro ha tratado de suicidarse.

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