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Represión

'Así fue cómo mi detención afectó a personas de mi entorno, ajenas al periodismo'

'No hay ley, al parecer, ni órgano de Justicia en Cuba por encima de la Seguridad del Estado'.

Holguín
El periodista de DDC Osmel Ramírez.
El periodista de DDC Osmel Ramírez. Diario de Cuba

Mi detención durante 72 horas por la Seguridad del Estado, el pasado 10 de noviembre en Mayarí, debido a mi actividad periodística, fue un hecho indudablemente injusto, aberrante y hasta equivocado para la imagen de mis captores frente al pueblo, que me conoce y hoy me admira más, como pude constatar.

Pero lo peor no fue lo que pasé prisionero, en condiciones infrahumanas, junto a presos comunes; ni siquiera el desgarrador sufrimiento de mi familia. Lo peor es que varias personas ajenas al periodismo fueron perjudicadas por mi detención, y sin razón alguna.

Debo comenzar diciendo que habitualmente compraba el "Paquete de la Semana" y, para aliviar el costo (aproximadamente 15CUC al mes), compartía gastos con otras personas. Una de ellas tenía su disco duro casualmente en mi casa y fue incautado junto con mis medios (laptop, disco duro, memoria USB y muchas cosas más) durante el operativo de la Seguridad del Estado. También una memoria USB de 32GB de una vecina, que ayudaba a formatear.

Ambos están desesperados y, aunque temí en prisión que me estuviesen culpando por su pérdida, es todo lo contrario, comprenden la injusticia.

El caso más grave fue el de mi amigo José Antonio Herrera, un joven excelente, matemático, cuyos conocimientos serían oro puro en cualquier lugar del mundo, pero aquí es mal pagado y por eso sacó hace tiempo la licencia de grabación para el Paquete de la Semana.

Paralelo al registro en mi casa, su punto de grabación fue requisado también y se lo llevaron todo (una laptop, un disco duro de cuatro terabytes, su tablet personal, un teléfono y varios dispositivos más de clientes que estaban grabando). Todo por ser mi amigo cercano y haber sabido ellos (las autoridades) que tiempo atrás lo ayudé a comprar uno de sus equipos para que pudiera encaminarse en su actividad económica autorizada. Alegan que mi dinero es sucio, venga de donde venga, por publicar en DIARIO DE CUBA y Havana Times.

A mí me impusieron 1.500 pesos de multa y a él, 700.

Eso, que sucedió de forma paralela a mi detención, solo lo supe después de ser liberado. Todos los afectados están reclamando sus bienes incautados; también yo.

La Seguridad del Estado asegura que no serán devueltos y orienta que la reclamación debemos hacerla en el Centro de Instrucción Penal de Pedernales, donde mismo estuve prisionero, ocho kilómetros después de Holguín y a 115km de Mayarí. Es algo absurdo, que ninguno acatará, porque fue en Mayarí donde sucedió la incautación, no en Holguín, y fueron ellos quienes la hicieron, no los oficiales de Pedernales.

Donde estén guardadas las cosas es completamente irrelevante, a menos que el objetivo sea que los perjudicados desistiéramos por la lejanía y los costos exorbitantes del transporte, porque implicaría muchos viajes sin garantía de devolución. Realmente no hay ley, al parecer, ni órgano de justicia, por encima de la Seguridad del Estado en Cuba.

La familia de José Antonio, pese a que su hijo odia escribir más de una cuartilla y no gusta de la política, ha sufrido a la par de la mía por mis actividades periodísticas y mis ideas socialistas democráticas. Y las pérdidas económicas son enormes en el contexto cubano, que es tan difícil y complejo.

"No vamos a desistir en la reclamación, pero va a ser aquí mismo en Mayarí. ¡Tienen que devolver todas nuestras cosas!", dijo una de las personas perjudicadas (al menos siete). Y esa ha sido la actitud de todos.

Por mi parte, no me siento culpable de sus pérdidas porque lo que hago no es deshonroso ni delictivo, todo lo contrario. Pero sí me siento moralmente responsable y, en caso de no recuperarse, como parece muy probable que suceda, pretendo poco a poco, en la medida en que pueda, reponer sus pérdidas.

Raúl Castro ha dicho frente a la Asamblea Nacional: "no debemos meternos en las relaciones entre las personas", aludiendo a las miles de aberraciones que, como esta, y otras peores, antes eran más cotidianas. Pero ni siquiera está siendo escuchado o seguido en su "rectificación de errores", porque muchas personas están siendo castigadas en este caso. Y no han hecho absolutamente nada para merecerlo, solo el "pecado" de relacionarse directa o indirectamente conmigo.

Todo es muy injusto y bochornoso. Y duele en el corazón de un patriota que en nuestro país sucedan estas cosas tan aberrantes, por cuya extinción tanto se ha luchado. Realmente la batalla apenas comienza.

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