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Béisbol de Grandes Ligas

El brillante paso de 'El Duque' Hernández por los Yanquis de Nueva York, más allá de los anillos

Te contamos tres anécdotas sobre el pelotero nacido en Cuba que más éxito ha tenido en las Series Mundiales de las Grandes Ligas.

Matanzas
El lanzador retirado cubano Orlando 'El Duque' Hernández.
El lanzador retirado cubano Orlando 'El Duque' Hernández. Sporting News

Entre 1996 y 2001, los Yanquis de Nueva York asistieron a cinco Series Mundiales de MLB, de las que ganaron cuatro. Desde entonces, solo han participado tres veces en la decisión del título de la mejor pelota del mundo: 2003, 2009 y 2024. Atrás quedó esa dinastía comenzada a finales de la pasada centuria, en la que no faltó el ashé cubano del lanzador Orlando "El Duque" Hernández.

"El Duque" devino pieza clave del picheo yanqui durante su tricampeonato correspondiente a 1998, 1999 y 2000, así como en el subcampeonato de 2001. En ese período, además de su pierna excesivamente levantada a la hora de hacer el wind-up, le caracterizó un aplomo sobrenatural para afrontar juegos cruciales. 

De ello brindó testimonio el exmanager Joe Torre en su libro Mis años con los Yanquis, con la coautoría del periodista Tom Verducci. Utilizando dichas páginas como fuente, DIARIO DE CUBA repasa tres pasajes de la carrera de Orlando Hernández en la franquicia más importante del deporte estadounidense.

La presión de un récord

Los Yanquis finalizaron el tramo regular de 1998 con 114 victorias, lo que constituyó un récord para ese momento. Por tal dominio, cualquier resultado que no fuese ganar la Serie Mundial sería considerado un fracaso rotundo en los playoffs.

La presión alcanzó su auge cuando perdían por dos juegos a uno la Serie de Campeonato ante Indios de Cleveland, rival que los había eliminado en la Serie Divisional de 1997. Y para aquel cuarto partido, los neoyorquinos optarían por la apertura de un veterano cubano que lanzaría su primer partido en postemporadas, y que unos diez meses antes, había escapado de la Isla en una embarcación.

Cuando Joe Torre fue citado por el propietario George Streinbenner para indagar sobre las posibilidades de victoria, el timonel le dijo al empresario: "Yo solo sé que nuestro abridor no estará nervioso. Está allá abajo atendiendo a los comensales".

Y es que mientras la prensa ardía alrededor de su equipo, El Duque ayudaba a los meseros del hotel durante el desayuno atendiendo clientes y limpiando mesas. Quizá Orlando, después de todo lo que sufrió para huir de Cuba, ya se sentía victorioso con el simple hecho de estar allí.

Hernández lanzó una joya en el cuarto desafío. Caminó siete innings, sin carreras, con apenas dos bases por bolas y tres hits permitidos, además de seis ponches. De ahí en adelante, los Yankees no perdieron más hasta alzar su vigesimocuarta Serie Mundial.

Reconocido por Clemens

El ego de Roger Clemens era tan grande como su brillantez en el montículo. Conocedor de esto, y consciente de que su primera campaña como yanqui no fue buena, Joe Torre se reunió con Roger para conformar la rotación de picheo para la postemporada de 1999. 

Torre quería que la megaestrella traída de Azulejos de Toronto reconociera por sí mismo que no merecía ser el primer abridor y le preguntó quién debería iniciar el primer juego. Clemens contestó "El Duque".

Orlando Hernández había liderado a los Yanquis durante ese tramo regular en victorias (17), entradas lanzadas (214,1) y salidas de calidad (23). En los playoffs, tampoco decepcionó. Obtuvo tres victorias sin derrotas, dejó efectividad de 1,20 en 30 episodios, solo le batearon para .146, al tiempo que ponchó a 27 y regaló 14 boletos. Labor más que meritoria para adjudicarse su segundo anillo de campeón en lo personal.

Un instante de alegría en medio del caos y el miedo

La historia recoge los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos como los peores de su tipo en la historia. Murieron casi 3.000 personas y unas 25.000 resultaron heridas, a consecuencia del secuestro de cuatro aviones que fueron estrellados en objetivos de interés por parte del grupo Al Qaeda.

La ciudad más afectada fue Nueva York, donde los ataques al complejo World Trade Center también generaron pérdidas económicas millonarias.

Ante tales sucesos, los Yanquis mostraron la mayor empatía posible con las víctimas. Miembros de la franquicia visitaron lugares donde eran atendidos los sobrevivientes. A su vez, recibieron muestras de cariño en todo el país. Reanudaron su calendario competitivo el 18 de septiembre como visitantes ante Medias Blancas de Chicago.

"Vimos grandes pancartas en el estadio que apoyaban a los Yanquis", recordó Torre. "Las iniciales NY en nuestra gorra se refieren a Nueva York, no a los Yanquis", dijo entonces el entrenador para animar a su equipo. Los del Bronx tenían un motivo más para darlo todo en el diamante.

El abridor en ese reinicio, tras el mortífero atentado, fue "El Duque". Esa noche, el cubano lo dejó todo en el montículo por la urbe que le permitió realzar su carrera. 

En el triunfo 11×3, lanzó siete capítulos sin recibir anotaciones. Apenas le batearon par de inatrapables, retiró a cinco por la vía de los strikes y concedió tres boletos. Orlando Hernández contribuyó así a brindar a Nueva York un instante de alegría, en medio de un panorama marcado por el temor en la nación de las barras y las estrellas.

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