El pasado 20 de julio, cerraron las cortinas de la cuarta edición de la Liga Mayor de Béisbol de Venezuela, luego de que los Senadores de Caracas vencieran a los Líderes de Miranda (5-3), en el quinto juego de la final. Se trata de un torneo relativamente joven y del que dependen las carreras de muchos jugadores, especialmente nativos y cubanos, pero su futuro puede ser lamentable si no se producen cambios pronto.
La mayoría de los jugadores cubanos contratados por la estatal Federación Cubana de Béisbol (FCB) cobraron entre 1.000 a 1.500 dólares estadounidenses al mes. Se trata de cifras abismalmente superiores a los aproximadamente 20 dólares que ganan en Cuba.
Sin embargo, esta liga venezolana depende de financiamiento estatal y su organización es como la de una amateur. De ahí que sus problemas se agudicen con cada temporada y su futuro cuelgue de un péndulo.
Debemos partir de la siguiente pregunta: ¿Qué liga de béisbol que sea financiada por un Gobierno o institución estatal es rentable? La mayoría de los equipos que pertenecen a circuitos profesionales cuentan con dueños o presidentes. Cuando ese no es el caso, la seguridad económica de un club puede estar en riesgo.
En los últimos años, se han dado algunos casos que dan respuesta a la pregunta anterior: En Nicaragua, hace tres años, parecía que los Leones de León no jugarían la Liga Invernal porque la Alcaldía no había dado el dinero para la temporada. En la liga de verano de México ocurrió algo parecido con los Olmecas de Tabasco.
Los peloteros de la Isla no han salido ilesos de las dificultades que confronta la liga venezolana. Un caso es el de Luis Vicente Mateo, quien fue despedido por estar fuera de forma, según los Samanes de Aragua.
Alay Lago, quien no estaba contratado a través de la FCB, corrió una suerte similar. Debido a la inestabilidad que tenían los Generales de Durango, equipo al cual pertenecía en México, el jugador decidió probar suerte en la Liga Mayor.
Al final de su negociación con los Samanes de Aragua, el cubano declinó una invitación al entrenamiento primaveral con Durango, luego de que el club mexicano resolviera sus problemas internos. Alay se decidió a jugar con Aragua, porque le ofrecieron un buen salario y, especialmente, mucho protagonismo dentro del equipo.
Alay Lago solo estuvo cuatro días en Venezuela, porque los Samanes dictaminaron que estaba fuera de forma. ¿Cómo se determina que un pelotero no está en forma a partir de solo tres partidos? ¿De ser esa la condición real del atleta, cómo se puede tomar semejante decisión, cuando no hubo juegos de preparación en la liga? ¿Existía un verdadero interés en el cubano?
Lo cierto es que Lago se quedó sin trabajo, aunque después fue a México para jugar con los Tigres de Quintana Roo.
"La verdad, me trataron mal. Hubo mucha falta de comunicación entre la gerencia y yo. Después que renuncié a jugar en México desde el inicio de la temporada, perdí mi tiempo viajando a Venezuela. Mi consejo es que tengan mucho cuidado con los equipos que negocien de esta liga", dijo el pelotero a DIARIO DE CUBA.
Antes de empezar la campaña, una táctica que usaron casi todos los equipos fue pagar mucho menos de lo que se esperaba. Por eso, contrataron a muchos peloteros el mismo día que comenzó la liga. La gran mayoría de los jugadores terminaron cediendo y se conformaron con pagos muy bajos.
En esencia, los jugadores que proyectaban cobrar 4.000 dólares por mes terminaron cobrando 2.000 o menos. También, se les prometieron apartamentos individuales a varios empleados y nunca los recibieron. Los gerentes generales se justificaban con que los dueños no les daban todo el dinero o con que no contaban con todos los apartamentos.
Entre los problemas organizativos que ha confrontado la liga se encuentran el cambio de gerencia general que produjo en los Samanes a principios de la campaña y las quejas de los peloteros de Caciques de Distrito, durante toda la temporada, porque los pagos no les llegaban a tiempo.
De hecho, equipo aún debe dinero, según expresó a DIARIO DE CUBA Emerson Martínez, uno de los lanzadores abridores de la tribu.
Si la liga no resuelve sus problemas en un futuro cercano podría desaparecer en apenas uno o dos años. Esto sería un duro golpe para muchos atletas venezolanos que ven en el torneo una vía de desarrollo y para algunos importados que se quedan sin trabajo en México.
Por su parte, los cubanos que juegan en la Isla perderían una oportunidad de ganar sumas mucho más razonables que las que cobran en la Serie Nacional o en la llamada Liga Elite.