Parecía una buena idea de la Comisión Nacional de Béisbol (CNB) celebrar una Serie de Estrellas al finalizar la II Liga Élite, con la participación de dos equipos foráneos, aprovechando la efervescencia que dejaron los playoffs finales. Sin embargo, el torneo fue un fracaso.
Las gradas vacías en el estadio Victoria de Girón de Matanzas —incluso en los partidos que jugaron los locales Cocodrilos (campeones de la liga)—, marcadores desproporcionados, pésima defensa y la presencia de unas escuadras de México y Venezuela con peloteros fuera de forma deportiva, así lo demuestran.
Fue un torneo organizado a última hora donde también participó una selección de estrellas del campeonato nacional recién finalizado, que ni siquiera pudieron salir al terreno uniformados.
La premura estuvo dada por la necesidad de "premiar" al campeón al no recibir Cuba invitación para la Serie del Caribe ni poder encontrar hasta el momento alguna competencia internacional para enviarlos, único premio real que tienen en la Isla unos atletas con salarios ridículos.
El presidente de la Federación Cubana, Juan Reinaldo Pérez Pardo, declaró que se hacían las gestiones para participar en una copa llamada Antillana en Puerto Rico, pero han pasado los días y no se ha vuelto a tocar ese tema públicamente.
Con respecto a los equipos extranjeros que acudieron a esta Serie de Estrellas, el mismo director de los mexicanos, Enrique "Che" Reyes, dijo en una entrevista para la televisión nacional que sacó a los peloteros de sus casas y estos viajaron a la Isla sin previo entrenamiento para cumplir con la invitación.
Tanto ellos como los venezolanos, que solo ganaron un partido y obtuvieron la medalla de bronce, asistieron al torneo con atletas con experiencia en sus ligas profesionales. Pero, ante la urgencia del llamado de cortesía de parte de los directivos cubanos, se presentaron mal preparados y no pudieron brindar un buen espectáculo.
El derby de cuadrangulares que se efectuó a mitad de semana como parte de las actividades colaterales del evento tampoco tuvo bríos. Hubo mala organización, equivocaciones en los conteos, reclamaciones, poca información a los televidentes e improvisaciones. Todo esto sin espectadores en los graderíos.
Como se esperaba, los dos equipos cubanos llegaron a la final después de un calendario absurdo y criticado, en el que los cuatro participantes jugaron una fase clasificatoria sin objetivos, porque con independencia de los resultados todos estarían en semifinales.
Esto provocó que los directores no se tomaran en serio los primeros desafíos, cambiaran a sus principales jugadores a mitad de los encuentros y guardaran sus mejores armas para los cruces, lo que deslució aún más la competencia.
En definitiva, los Cocodrilos matanceros, sin ninguno de sus tres ex Grandes Ligas en sus filas (Erisbel Arruebarrena, Rusney Castillo y Dariel Álvarez), se llevaron el trofeo al vencer en la final a las Estrellas de la Liga Élite por nocaut de 12-2.
Los derrotados llegaron a esta instancia con muchas ausencias por lesiones. Según su director, Yulieski González, apenas le quedaban lanzadores disponibles en los últimos duelos.
En definitiva, el objetivo de entretener al público no se cumplió. Los atletas concluyeron exhaustos luego de una larga temporada en la que se jugaron dos campeonatos, en una Cuba sumida en una crisis económica sin precedentes.
Los visitantes extranjeros sí disfrutaron la aventura y hasta declararon sus deseos de regresar el próximo año. Estuvieron hospedados en el balneario de Varadero y viendo la Cuba que solo existe en postales y revistas turísticas.