Esta semana se disputarán los últimos partidos del calendario clasificatorio del VII Campeonato Nacional de Béisbol categoría sub 23 de Cuba, un torneo diseñado con apenas 15 juegos por equipo que ha generado críticas por lo exiguo del calendario y por la baja calidad mostrada en los terrenos por la mayoría de los atletas.
Como muchos vaticinaban antes del comienzo, los dos primeros tercios de la competencia han estado matizados por el desinterés de los aficionados y por múltiples problemas con la logística y la transportación. Pero lo más escandaloso ha sido —como también se esperaba— la friolera de pifias al campo y de errores mentales que no van a los libros de récords, el poco bateo, y la excesiva y ya habitual cantidad de bases por bolas concedidas por los lanzadores.
Después de haberse jugado 76 partidos, el promedio de bateo colectivo anda por un bajísimo .234 Ave; se conecta un cuadrangular cada 100 turnos oficiales al bate; los serpentineros regalan casi cuatro boletos cada siete entradas, y los errores a la defensa ya suman 203, para un anémico average de fildeo de .957.
Todo esto es lógico si se tiene en cuenta que hace tres años no se organizaba un campeonato en esta categoría, que la mayoría de esos jóvenes solo han jugado un puñado de partidos en sus carreras, que los mejores atletas han emigrado, que se juega en la tarde sin tiempo para entrenamientos, y no se sabe cuántos etcéteras más.
Cuando solo restan cinco desafíos para conocer los cuatro conjuntos que pasarán a semifinales y tendrán el privilegio de jugar unos cuantos partidos más, tan necesarios para desarrollar el talento de esos jóvenes, La Habana, Villa Clara, Las Tunas y Santiago de Cuba encabezan sus respectivos grupos clasificatorios.
En cuanto a los liderazgos individuales, el santiaguero Liván Moreno exhibe el mayor promedio ofensivo con .441; el habanero Cristhian Hidalgo ha conectado tres jonrones, su compañero de equipo Bryan González ha remolcado diez carreras, y el pinero Luis Rojas es el que más bases ha estafado con cinco.
Desde el montículo han destacado el pinareño Yancarlos Garcia con 12 entradas sin permitir carreras, varios lanzadores tienen tres victorias y dos juegos salvados, y el espirituano Roberto Hernández es el que más ponches ha propinado con 21.
Este último joven fue noticia en 2019 cuando, después de emigrar a República Dominicana y lograr un contrato con los Indios de Cleveland, regresó al país. Hace unos meses le fue practicada una intervención quirúrgica y está de vuelta lanzando rectas sobre las 94 millas por hora.
Este martes continúan los duelos particulares y el próximo fin de semana se conocerán los clasificados de cada llave, quienes se enfrentarán en un playoff de cinco partidos a ganar tres para definir los dos finalistas.