Casi dos meses después de solicitar su baja de la selección nacional de atletismo, la campeona mundial y subcampeona olímpica Yarisley Silva entrena en el Estadio Panamericano y se prepara para intervenir en una parada de la Liga del Diamante.
La pertiguista de casi 35 años se incorporó a los entrenamientos hace 20 días y ha comenzado a trabajar en el aspecto técnico de su disciplina, según afirma en una entrevista con el medio estatal Cubadebate, en la que habla de lo peligroso que es su deporte y de sus metas futuras, y explica su decisión de no competir en el Campeonato Mundial de Atletismo Bajo Techo, celebrado en Belgrado, Serbia, en marzo, que precedió su solicitud de baja del equipo nacional.
Lo primero que aclara Silva es que, contrario a lo que dijo en su momento la comisionada nacional de atletismo, Yipsi Moreno, no tuvo problemas con su visado.
"No tuve problemas de visado, pero sí algunos inconvenientes. Salí de Cuba el 10 de diciembre y regresé el 10 de marzo, porque estaba al vencerse la visa de permanencia en la Unión Europea, que era de 90 días".
"Podía volver el día 12 a España, pero en Cuba se decidió que no fuera ese día para allá, aunque tuviera mis pértigas y objetos personales allí", dice.
"Entonces, tuve que viajar de La Habana para Belgrado. Llegué a Belgrado a las 12:00 de la noche del 15 de marzo y mis pértigas no habían llegado. Se dijo que se buscaría una solución, pensé que las llevarían desde España, pero no pudo ser así".
Por ese motivo, la subcampeona olímpica de Londres 2012 y campeona mundial en Pekín 2015 consideró que, aunque le buscaran pértigas lo más parecidas a las suyas, no sería igual, y decidió no competir. Había pasado por tres experiencias similares y sabía lo que podía ocurrir si saltaba con pértigas ajenas.
"Era la tercera vez que me pasaba esto. Me sucedió en una Liga del Diamante de 2018, en Oslo. Salté solo 4.26 metros con unas que me prestó la griega Katerina Stefanidi. Quedé sexta. La afición y la prensa me criticaron mucho", cuenta.
"También recuerdo que competí sin mis pértigas en un mundial juvenil en Pekín y en una competencia en Turku, Finlandia. Las dos veces me fui en blanco".
"Como ya tenía esas experiencias, en Belgrado tomé la decisión de no participar. Además, mi evento es peligroso", aclara. "En cada despegue que hago, arriesgo mi vida. A veces no hablo de eso, porque siempre decidimos correr el riesgo, pero es bueno que se explique en algún momento".
"Toda pertiguista tiene sus garrochas y entrena con ellas, para dominarlas. En mi caso, tengo las mías, con sus medidas, peso, flexión… En cada altura las voy cambiando", explica Silva, quien en una competencia llega a usar hasta ocho o diez garrochas, a medida que sube la altura.
"Entonces, si voy saliendo bien en la temporada y quiero presentarme en un mundial, no puedo ir a 'inventar', porque a ese nivel las atletas y los equipos hacen lo posible por llevar sus implementos listos, que eso no falle".
"Es como ir a la guerra y que la gente vaya con una ametralladora y tú con una pistola. Te van a matar. Pongo un ejemplo así para que la gente entienda", subraya.
"Si estoy finalizando mi carrera, en un tiempo en el que quiero seguir representando a Cuba, me parece que haciéndolo de esa manera caerían al suelo la imagen de mi país y la mía, el trabajo realizado. No es que no lo pudiera intentar, pero ya lo había hecho y no había salido bien", acota.
Cuando renunció a participar en el mundial y solicitó su baja del equipo nacional de atletismo de Cuba, Silva había conseguido saltar 4.65 metros en Val-de Reuil, Francia, lo que constituía su mejor marca del año y la ubicaba en el puesto 11 del ranking mundial, y asegura que se sentía “en forma para el mundial de Belgrado”.
"En la última competencia en Francia, por poco salto 4.70 m. Mi entrenador y yo dijimos: 'En el mundial lo logramos'. Pero, bueno, no pudo ser. Cosas que pasan en la vida que una no espera", dice.
Silva, quien ostenta además tres títulos en Juegos Panamericanos, revela también su ritual previo a cada salto: "hablar bajito, casi entre dientes, así me doy aliento a mí misma. Me concentro en la técnica, en el movimiento. Trato de no pensar en nada, para que me salga bien. Es una prueba que necesita mucha concentración. Si piensas en otra cosa, te desvías y no lo logras".
La inspiran el ejemplo de sus padres, su tía, que le ha enseñado a ser competitiva y a no cansarse, y su natal Pinar del Río.
"Recuerdo a mi provincia, Pinar del Río, a la gente que me quiere, los trabajos que pasé cuando era adolescente y tenía que entrenar sobre aserrín a falta de un buen colchón".
"Además, le dejo las cosas a Dios. Creo en él. Soy cristiana, y para mí, Dios es lo primero", destaca.
Casi al final de su carrera deportiva, Silva aspira a terminar en grande y a ser recordada con amor por su pueblo.
"Lo que siempre he querido es terminar en grande. No quisiera irme del atletismo, del deporte, por debajo de mis resultados", expresa.
"En cuanto a eventos múltiples, he pensado participar en los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Me gustaría que el pueblo me recordara con amor, como esa Yarisley fiel a su país, que siempre representó a Cuba bien en alto. Ansío dejar una imagen bonita. Voy a luchar por eso", concluye la dueña de una de las marcas históricas en la pértiga femenina. Su salto de 4.91 es el séptimo mejor de todos los tiempos –llegó a ser el tercero– junto a uno de la griega Katerina Stefanidi.
Los comentarios de los lectores de Cubadebate reflejan alegría por el retorno de la estelar atleta, pero no faltó quien cuestionara la ausencia de información sobre su solicitud de baja en los medios oficiales cubanos.
"¿Y dónde se publicó donde ella y su entrenador pedían la baja? Porque eso no lo vi en ningún periódico nacional, ahora porque regresa se hace la entrevista, vamos un poquitín de inteligencia que el pueblo no es bobo", escribe un usuario identificado como Luisito.
