La Serie Nacional de Béisbol cubana, su edición 60, ha continuado su curso en medio de la pandemia del coronavirus. Con sus estadios vacíos y bajo "fuertes" medidas higiénicas que mantiene a los jugadores aislados y vigilados con constantes pruebas de detección del virus cada vez que terminen los duelos en cada provincia, ya ha caminado un par de semanas.
Bajo esas circunstancias, y con una guerra nunca antes vista en estos campeonatos contra los medios alternativos y periodistas deportivos independientes, ya se han jugado una docena de desafíos por equipo, cambiando en ocasiones algunas sedes por encontrarse las territorios anfitriones en medio de brotes y situaciones epidemiológicas complejas.
Como ha sucedido en temporadas anteriores, la paridad existente entre los equipos que compiten (por primera vez con el nombre de sus mascotas en los uniformes de home-club), es tremenda. Una simple ojeada a la tabla de posiciones después de los primeros 15 días, con cuatro equipos compartiendo la primera posición y otros más "pisándoles los talones", basta para darse cuenta de esto.
La nueva pelota usada en esta ocasión (Teammate, de fabricación italiana), se ha robado el protagonismo en este comienzo por su escandaloso bote, y desde ya los numeritos colectivos e individuales han comenzado a engordarse peligrosamente, amenazando con quebrar varios récords al final de la contienda de 75 partidos.
Los nuevos sluggers han comenzado a salir de debajo de las piedras y se ha convertido en toda una hazaña tener una buena actuación monticular en medio de esta "pandemia" ofensiva.
Quizás para todos esos aficionados que están recluidos en sus casas evitando los contagios en medio de vicisitudes y crisis económicas fuertes, no sea molesto este festival ofensivo y estén disfrutando el gran aumento de cuadrangulares, pero luego vendrán los lamentos cuando en competiciones internacionales los maderos cubanos entren en su agonía habitual y desesperante.
Ya se han jugado en total 95 desafíos, se han conectado 156 batazos (muy alto para la media de otros campeonatos), 523 extrabases, y el promedio colectivo de bateo es de 297 (también muy alto para 16 equipos participantes).
Los lanzadores están sufriendo. En general están permitiendo un total de 5.34 carreras limpias por juego completo, 10.55 imparables cada nueve entradas, han regalado 792 bases por bolas y han propinado 134 pelotazos, para un WHIP muy elevado, de 1.67.
La defensa con todas estas conexiones, se ha mantenido con números similares a otros torneos, aunque está por debajo de los estándares internacionales. Se han cometido 193 errores en 7.171 lances, para un average de 973.
Los equipos de Camagüey con 355 de promedio ofensivo, Villa Clara con 3.11 PCL y Matanzas con 986 de average defensivo, encabezan esos departamentos colectivos.
En cuanto a las individualidades, destacan Dennis Laza (MAY) con sus lideratos en hits (23), Carreras anotadas (17), impulsadas (24), y total de bases recorridas (39). Jorge Luis Peña (HOL), Leonardo Urguellés (IJV) y Lisbán Correa (IND), tienen seis jonrones cada uno, y el camagüeyano y Novato del Año de la pasada campaña Loidel Chaepllí Jr., es el líder de bateo con 488 de average.
Desde la lomita llaman la atención las 13.2 entradas sin permitir carreras del matancero Renner Rivero (0.00 PCL), los cuatro juegos ganados de Yankiel Mauri (SSP) y los 19 ponches propinados por el avileño Vladimir Garcia.
El mayor espectáculo deportivo de la Isla apenas comienza. La Comisión Nacional de Béisbol y su nuevo director, Ernesto Reinoso, han trabajado esta vez más de lo acostumbrado y se notan cambios en la estructura del campeonato con un reglamento bien diseñado, algo que en ediciones anteriores era todo un desastre.
Por primera vez se está eligiendo al MVP de la semana, el sitio oficial del evento ha mejorado su diseño y accesibilidad, existen conferencias de prensa al concluir cada subserie particular y los directivos se reúnen con la prensa oficialista cada semana para debatir problemas y buscar soluciones.
Sin embargo, el campeonato cubano de béisbol está muy lejos aún de ser una competencia de excelencia como merecen los aficionados. La total apertura a medios no oficiales y la independencia definitiva de las entidades gubernamentales continúan siendo tareas pendientes para que la "pelota cubana" resurja otra vez de sus cenizas.