El 23 de marzo, en plena crisis del coronavirus, el cubano Odrisamer Despaigne aterrizó en la ciudad de Suwon (capital de Gyeonggi), a 30 kilómetros al norte de Seúl, capital de Corea del Sur. Un contrato firmado en noviembre pasado con el conjunto KT Wiz lo llevó al país asiático como el as del pitcheo del equipo. Sin embargo, nunca imaginó que el recibimiento sería con una cuarentena de 14 días en un apartamento.
Allí estuvo hasta el 5 de abril, cuando finalmente se incorporó a los entrenamientos de primavera de los Wiz.
Un mes más tarde, el pasado martes 5 de mayo, a la una de la madrugada hora de Cuba, Despaigne debutaba en la Korea Baseball Organization (KBO, por sus siglas en inglés) con el dorsal 40, el mismo de su debut en Grandes Ligas, y unas rectas de hasta 95 millas que desarticularon el lineup de los Lotte Giants.
"Me sentí bien el 'Opening Day' [día de apertura]. Lo principal fue que, sin estar al 100% físicamente debido al aislamiento de dos semanas, pude lanzar con un buen control y velocidad", dijo Despaigne a DIARIO DE CUBA.
La actuación final fue de seis entradas, cuatro hits permitidos, una carrera y ocho ponches, lo que en la estadística moderna se consigna como una apertura de calidad. Despaigne dejó el partido ganando 2-1, pero en la séptima el bullpen de los Wiz se derrumbó, y el habanero no pudo aspirar a la victoria.
"La velocidad ha sido algo atípico en mí, pues he logrado mantenerla e incluso aumentarla con los años", aclara sobre su plan de atacar a los bateadores asiáticos con rectas entre 92 y 95 millas.
La historia de la velocidad de Despaigne es que cuando llegó a Grandes Ligas, el promedio de su recta era de 91.8. Al salir, ya en 2019, según Fangraphs, andaba en 93.3.
El cubano ha continuado la tradición de peloteros emigrados que han probado suerte en Corea. En 2010, Francisley Bueno pasó una breve estadía allí. En 2015, Yunesky Maya lanzó un no-hitter para los Doosan Bears. También han viajado a la KBO Adonis García y José Miguel Fernández, siempre con más suerte para los bateadores que para los pitchers.
El nivel de Despaigne se aprecia por encima de la Liga en su primera presentación. Le pregunto por qué no intentó continuar y establecerse en Grades Ligas para 2020, y el ex-Industriales responde: "La principal causa de venir a Corea es que tengo un contrato garantizado, no tengo que estar preocupado de que por una salida mala me puedan sacar del roster o enviarme a las menores, y cosas así", confiesa.
"Lo segundo es que hacía rato no me sentía líder de un staff para una temporada larga; es algo que no sentía desde que salí de Cuba, y creo que esto me ayuda psicológicamente, porque me gusta ser líder", agrega.
El contrato que firmó Despaigne con KT Wiz de Suwon, una de las tres franquicias actuales que no ha ganado un campeonato en Corea, le aseguró recibir 300.000 dólares por firmar, 450.000 en salario y otros 150.000 en incentivos de rendimientos. El cubano continuará la senda del béisbol ahora lejos de su familia y en un entorno cultural ajeno, a cambio de su realización personal y económica, y de un aire de renovación.
"Estar lejos de la familia siempre es difícil y en mi caso particular creo que es peor, porque disfruto mucho mi tiempo con ellos. Soy muy de estar con mi familia y amigos, pero comprendo que todo el mundo está pasando por una situación especial y hay que adaptarse".
Volviendo atrás en el tiempo y a la vida de Despaigne, que ahora tiene 33 años recién cumplidos, cuando tenía 26 fraguó su ruptura con el sistema del béisbol de Cuba el 2 de julio de 2013, al separse del equipo que actuaría ese verano en el Torneo de Rotterdam, Holanda. Casi siempre fue un lanzador del tipo "subestimado", y eso se reflejó cuando el mánager Víctor Mesa no le dio participación en el III Clásico Mundial de Béisbol. De ese mismo equipo Cuba, y exceptuando a Raisel Iglesias (cerrador de los Rojos de Cincinnati), ningún otro de los integrantes tiene el éxito y la vitalidad con los que cuenta Despaigne.
Así fue como se quedó en el aeropuerto Charles de Gaulle de París, Francia, y en menos de un año debutó en Grandes Ligas con los Padres de San Diego, el 23 de junio de 2014, en una campaña que culminó con 4-7 y 3.36 de efectividad, un registro que no ha podido repetir lanzando entre 2015 y 2019.
"La verdad que no sé el tiempo que me quede en el béisbol, espero que mucho", dice el ex-Padres, Orioles, Marlins, Angels y Medias Blancas en Grandes Ligas.
"A veces uno se siente cansado de lo largas y exigentes que son las temporadas en lo profesional, pero cuando llevo 10 días en casa descansando, ya siento la necesidad de entrenar y ver un terreno nuevamente", asegura.
Probablemente, Despaigne se suba al montículo el próximo martes con transmisión incluida de ESPN para todos los Estados Unidos, cuando los Wiz enfrenten a los NC Dinnos en Changwon, al sur del país.
Las oportunidades se siguen multiplicando y Despaigne siente que continuará disfrutando su carrera.
"Todavía me quedan retos y metas por cumplir en el béisbol. Creo que me queda mucho y gracias a Dios las lesiones me han respetado durante toda mi carrera. Mientras el brazo esté bien y me quieran, seguiré lanzando".
La velocidad le subió porque empezó a comer bifftec y tostones aquí en USA, si se queda allá ni a 70 millas tirara??