En un partido que provocó bostezos y pequeñas siestas entre capítulos, el equipo cubano acumuló 10 carreras mientras sus rivales, los argentinos, se fueron en blanco, demostrando sobre el terreno que aun gatean en los menesteres beisboleros.
La victoria, más que un simulacro para salvar honras perdidas, le dio la posibilidad al elenco antillano de discutir el quinto puesto de la justa el próximo día 5 de agosto en una ronda de consuelo con el ocupante de la tercera plaza del Grupo A.
El mentor Rey Vicente Anglada siguió mostrando desconfianza en sus jugadores y a pesar del bajo nivel de los contrarios, mantuvo intacta la alineación estelar y dejó que su lanzador, Freddy Asiel Álvarez, caminara seis episodios completos en el montículo.
El diestro de Sierra Morena, a pesar de no ceder anotaciones, sí permitió siete imparables, una muestra más de que los atletas cubanos no llegaron en forma óptima a la competencia.
Los bates nacionales hicieron saltar temprano del box al veterano de 36 años Diego Echeverría (único jugador argentino que ha llegado a las Ligas Menores), quien ya ha visto pasar hace tiempo sus mejores días y se presentó tirando bolas mansas a escasas velocidades.
Un total de 14 imparables, donde destacaron Yurisbel Gracial y Yordanis Samón con tres cada uno en cuatro turnos, fue la producción ofensiva de los cubanos.
Más allá, tras la debacle en la cita continental, en la qe se ha perdido la posibilidad de conseguir medalla por primera vez en la historia de estas lides regionales, según varias fuentes desde La Habana, se esperan medidas drásticas contra algunos directivos responsables de la preparación y el entrenamiento de los atletas.
Sin embargo, teniendo en cuenta la experiencia de la larga lista de derrotas en los últimos tiempos, la soga sin dudas se romperá (si se rompe), por el lado más débil, y las verdaderas causas de la caída en el abismo del deporte en la Isla, seguirán latentes.