Back to top
Béisbol

Giraldo González: 'No regreso al lugar del que me botan'

El antiguo y estelar torpedero se sincera con DIARIO DE CUBA.

La Habana

La última vez que vimos a Giraldo González llevaba las riendas del equipo Vegueros en la Serie Nacional. Ocupaba entonces la vacante dejada por Alfonso Urquiola tras el polémico y voluntario retiro del antiguo camarero.

Como a menudo ha sucedido en nuestras series nacionales, el nombre de González, "la aspiradora pinareña", ha desaparecido de los medios tras terminar el campeonato. DIARIO DE CUBA lo encontró en medio de la vorágine previa a un viaje y a una nueva competición.

"Estoy saliendo para la Isla de la Juventud, a la inauguración del campeonato sub-23. Allí soy entrenador de cuadro y coach de tercera del equipo Pinar del Rio", dice.

Los problemas y carencias en la Serie Nacional de Béisbol son harto conocidos, así que es preocupante qué puede estar pasando en una categoría inferior. Al respecto, Giraldo González acota:

"Esta es la segunda vez que trabajo en esta categoría, y te puedo decir que entrenamos en un terreno con muy malas condiciones. Por aquí no viene nadie, ninguna de las autoridades deportivas se acerca a preguntarnos cómo van las cosas ni cuáles son nuestras necesidades, más bien todo funciona con el apoyo de nosotros mismos".

Las razones de la ausencia de González al frente de Vegueros aún no están claras para los aficionados. Por su parte, el otrora estelar torpedero lo explica sin adornos ni medias palabras:

"Dejé de dirigir el equipo Pinar del Río en la Serie Nacional porque me quitaron, me botaron. Aun mejorando el lugar y clasificando para la segunda etapa, cumpliendo con todas las orientaciones de los organismos que dirigen, me quitaron sin darme explicaciones de ningún tipo".

"Yo tuve que ir a ver al director provincial para que me explicara los motivos y solo me dijo que fui incapaz de unir a la dirección del equipo y me regresaron a la escuela deportiva, sin interesarle a nadie más lo que yo estaba haciendo", continúa, disipando dudas que aún flotan en el aire.

Después de aquello, Giraldo González tuvo que plantarse ante algunos personajes.

"Tuve que pedir una revisión para poder ir a trabajar a la Academia, tuve que amenazar con las palabras del presidente del INDER, que dijo que las glorias deportivas tenían que colaborar en el alto rendimiento, y la comisión provincial recapacitó y me mandó para la Academia".

Para González, es imprescindible tener experiencia en categorías inferiores a la hora de dirigir un equipo grande.

"Ahí se aprende la paciencia, a comprender a los atletas, a ganar y perder, se aprenden estrategias…", apunta.

Sin embargo, estuvo de acuerdo con la designación de Pedro Luis Lazo para dirigir Vegueros.

"En el momento en que estaba Pinar del Río, con esa inestabilidad de directores, lo considero aceptado. Lazo es una gente carismática y conocía muy bien a los jugadores, en ese momento creo que era el más indicado".

Cuando hablamos de dirección, inevitablemente, es perceptible aún el dolor que González lleva por dentro: "Por supuesto que conmigo no podían hablar más. Yo no regreso al lugar del que me botan. Por lo menos mientras esté ahí la gente que me botó. Es una cuestión de principios".

Giraldo González es un hombre de honor. En la mente de miles de aficionados permanece aún el saludo a Agustín Marquetti cuando el inicialista capitalino dejaba tendidos en el terreno a los de vueltabajo con aquel jonrón memorable en el ya lejano 1986 que definía el banderín a favor de los Industriales.

"A mí me enseñaron que siempre hay que tener honor, hay que saber ganar y perder con las botas puestas. Eso ya es casi una victoria, y mi gesto fue una forma de demostrarlo", explica con orgullo.

"Cuando uno lleva años jugando al béisbol, conoce que hay partidos que son casi imposibles de ganar, por las situaciones que se van presentando. Siempre admiré a Marquetti. Desde aquel jonrón contra los norteamericanos en Nicaragua, él era un símbolo para mí, y aquel día pensé que si íbamos a perder, que fuera él quien lo decidiera. Y así fue, cuando vi ese jonrón, dentro de mi tristeza sentí un consuelo, porque Marquetti era el más indicado para decidir el partido. Entonces me emocioné y lo saludé", continúa.

"Aquel día perdimos en el terreno, pero ganamos en dignidad, en la entrega, en muchas cosas. Cuando mi hija ve el video de ese momento empieza a llorar, y de eso hace ya más de 30 años".

Más información

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.