El delator del barrio le aseguró a la policía que encontraría cadáveres a medio devorar en aquella casa a las puertas del campo, porque Renato era caníbal, aseguró. Pero la policía no encontró carne en la casa, aunque, revisando en el patio, y removiendo la tierra por sospecha, encontró los esqueletos de doce vacas enterrados allí en diferentes épocas.
El delator, un tipo siempre viendo televisión y mirando por una ventana lateral hacia la casa de Renato, que había quedado todo retorcido tiempo atrás cuando cayó del techo al arreglar la antena de su televisor, no se sintió frustrado en absoluto, pues, como matador de reses, o como cómplice de tan fuerte delito, Renato se fue a la cárcel por largos años.
Ernesto Santana nació en Puerto Padre, en 1958. Ha publicado varios libros de cuentos y las novelas Ave y nada (Premio Alejo Carpentier, Letras Cubanas, La Habana, 2002) y El carnaval y los muertos (Premio Franz Kafka, Agite/Fra, Praga, 2010).