Los peces, claro, como iconografía de la riqueza
o de la pobreza, quién sabe.
Un pueblo tan hermético
una extensión titánica
de sí mismos, igual de vasta
la lengua, su sentido telúrico
y visceral, sus agri(cultóricas) terrazas.
Arroz para comer, para mezclar con caldos
suculentos, para curar la fiebre, la malaria,
para acompañar y servir
con peces, claro.
Los peces, a ser posible dorados
cada escama reluciente, saltarina
y el pescador, la red, la sensación
de que o vuelves bien repleto
o completamente sumido
en la derrota…
Pero ya oliendo a mar
y con una que otra escama pegada
a la piel, quién sabe, ya eres
menos pobre.
Aleisa Ribalta nació en La Habana en 1971. Ha publicado el poemario Talud (Ekelecuá Ediciones, 2018). Este poema pertenece a un libro inédito.