El país está arruinado: aún
permanecen las montañas y los ríos.
Es primavera en la ciudad amurallada,
la hierba crece salvaje.
Tu Fu
Aquí hay dragones, dice, mientras dibuja una criatura
rara, más bien deforme, en lugar de la isla.
En aquel globo de dos mitades de huevos de avestruz,
al otro lado del Atlántico, planta lo mitológico sin oír razones,
allí donde la llave del Caribe no saldrá,
hic sunt dracones, repite, carajo,
que la cartografía no pueda con la ley.
A fuerza de no querer o no poder verla
nos condena a reconocer que es tierra incógnita,
que la buscaron otros pero jamás hallada,
se nos escurrirá una y mil veces,
es un enigma, una suerte de aparición,
no digamos un mito, un vulgar espejismo.
No ves que aquí hay dragones,
dice Hunt-Lenox en 1503 a su ayudante
aunque ya el genovés (por qué creerle si
nada sabía de italiano ni era de Génova
ni de Oporto, Ourense o Barcelona,
si nunca sabremos de dónde es
como tampoco dónde están sus huesos)
había dicho que era la más fermosa,
pero Hunt-Lenox está ciego ante la evidencia.
1492 qué importa, dragones para el que se empeñe
en ver cocodrilos verdes, no, señor
que no llegue nadie a descubrirla,
que se pierdan mil veces y mil veces
retrocedan, que el camino se les convierta
en rueca que no cesa, sísifos de la mar
buscando en vano, sobre su mapa
lava para sembrar la incertidumbre,
será o no será, hic sunt dracones
y que hasta los que le nazcan allí, entre sueños,
se pregunten si alguna vez la vieron.
Aleisa Ribalta nació en La Habana en 1971. Ha publicado el poemario Talud (Ekelecuá Ediciones, 2018). Este poema pertenece a un libro inédito.