Desde el alto arrecife
(Desde el fiordo sagrado
Desde la vigilia pánica
Desde la boca ávida
Desde
las carcajadas de la naturaleza
Por el agujero suicida
Hacia el nicho insomne
La incubadora de sueño
en Epidauros)
Hay que bajar
Hay que bajar
Con lujuria
O
Con displicencia
Pero
Hay que bajar
La lujuria es ciega
(¿la lujuria es la fe?)
La otra
cínica
Pero hay que bajar
Con mulo o sin mulo
Hacia el fuego central
¿Hacia la orilla mental?
Ah y yo quisiera caer
(sin paracaídas)
En tu abismo
Como un réprobo
(y ser Orfeo
y Empédocles
y Odiseo
y el Peregrino
y "el frailecillo incandescente"
y Teresa
y Juana
y Zaratustra
e Igitur
y Altazor...)
Y quiero ser la arena de la muralla derruida
La arena líquida
el agua ígnea
Y tus ojos hieráticos
Y la sandalia de bronce
Y el frío ósculo de la muerte
(esa señora que se muda
que decía Manrique)
Pero
(acaso antes sin embargo)
En la víspera de toda profecía
Quiero estar muy adentro
Como el agua en el agua
Como el sueño en el sueño
Como Orfeo desmembrado
(y recordando a Eurídice)
Como una música inaudita
Que luego
se olvida
Y queda como la mancha de una sombra
En la humedad de la pared
26 de abril, 2018
Jorge Luis Arcos nació en La Habana, en 1956. Sus últimos libros de poemas publicados son La avidez del halcón (Diputación de Cádiz, 2002), Del animal desconocido (Casa Teatro, Santo Domingo, 2002) y El libro de las conversiones imaginarias (Betania, Madrid, 2014). Este poema pertenece a un libro en preparación.