1
Se desliza
sobre el desierto
la palabra
El recuerdo es un camello
muerto de sed.
2
Y sale
un ave rota
a buscar
el canto roto
de otra ave.
El cielo se cierra
cuando las alas
se abren.
3
Hay, en estas claridades
áureas de azucenas
un augurio de jazmines
una fiesta de garzas
transparentes:
sus picos dorados
repiten mi nombre.
4
Sustraer
del árbol su dolor
colocar su verde en esta herida
abierta
cortarme todas las ramas
derramar la voz.
5
Los animales han estado
toda la mañana
restregando sus cantos
contra el sol.
Se siente
en el aire
un anticipo de fiesta.
6
El llanto es más antiguo que la risa:
música primera del milagro
de estar vivos,
solos y asustados.
Queriendo mamar
toda la luz
azul
del mar
7
Se posó
sobre tu cabeza desnuda
sobre tus huesos quebrados
sobre tu cuerpo pequeño
sobre las orillas de la tierra
se posó
una tierna y despiadada
Luz animal.
8
Eventualmente
el sol sale.
Los pájaros, sus cantos amarillos
desfiguran
la brusca opacidad.
Margarita Pintado nació en Bayamón, Puerto Rico, en 1981. Ha publicado los libros de poemas Ficción de venado (La Secta de los Perros, San Juan, 2012) y Una muchacha que se parece a mí (Premio de Poesía del Instituto de Cultura Puertorriqueña, San Juan, 2016). Este poema pertenece al libro inédito Luz animal.