Llegados a este punto
las puertas no se pueden abrir
ni se percibe ninguna luminaria
en el fondo del túnel;
tampoco hay ningún túnel,
sólo contamos con el pequeño espacio
donde se agita un torvo escalofrío.
Hasta hemos carcomido la cal de las paredes
y convertido en astillas los muebles,
las puertas, las ventanas.
Formamos parte de las ruinas.
Afuera está nevando.
Nada aparece.
Cuánto perderse en pos de lo inefable.
Ahora solo se escucha como bajo continuo
resonando pausado en la celda interior
un verso,
como sombra y destello que se apaga y alumbra,
que cobra intensidad
pero luego es susurro mínimamente audible,
y no logramos entender
"un no sé qué que quedan balbuciendo".
Lilliam Moro nació en La Habana en 1946. Poeta y novelista, perteneció al grupo literario El Puente. Sus libros de poemas más recientes son Contracorriente (Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Salvador, Salamanca, 2017), El silencio y la furia (Ultramar/ArtesMiami, Miami, 2018) y Tabla de salvación (Betania, Madrid, 2018), al cual pertenece este poema.