Los brujos blancos
me preguntaron
por mis historias.
Dónde nací, me preguntaron.
En Alemania, les dije.
En el búnker de Adolfo.
Antisemita, antisemita, antisemita.
Me gritaron voces alternas, antisemita.
Nací en Múnich
y tomé cursos de fenomenología.
Todo este cuento
ha resultado en unos cuantos miligramos
de más de más más más
tambores más más más más,
aperturas de bocas y bembas obligatorias.
Píldoras pil-pil. Do doras.
Cuando preguntaron los brujos por la hora,
les di la hora interplanetaria.
¿Y cuál es la hora interplanetaria?
Brujo curioso polizonte y policía
de causas perdidas.
Son las goticas de orina de un gato,
Enfermisisimi
Ricky come cerca de mí.
A mi derecha Ricky babea,
la comida en la cuchara con baba
Ay Ricky Ricky Ricky
el brujo blanco me vigila.
Se baja los pantalones.
Se toca eso tan chiquitico.
Se toca pero no crece.
Los ojos se le ponen blancos, tiembla.
Yo le llevo la corriente.
Me gusta pronunciar la palabra entropía.
Me gusta la irreversibilidad de todo.
Nada puede volver, nada.
Pero tratamos de representar la secuencia
y repetimos todos los años
esa quietud,
este ensueño,
esta exactitud de lo inexacto,
Un universo que se ríe de ti,
de los árboles, los corta.
Da carta blanche a tanto papeleo.
Se ríe de todas las bolsitas
que tiramos en el mar,
que mata a las ballenas.
Cuando miro los perros
me da ganas de llorar.
Los gatos me dan ganas de llorar.
Las vacas.
Cuando veo a los hombres heterodoxos,
a las mujeres heteras,
a las putas,
a los maricones,
a las tortilleras,
ENTROPÍA,
todo decae
como las plumas que se les caen
a las gallinas.
Abanicos desvencijados,
todos y todas.
Muchos muchas mentiras,
vasijas de mentiras.
Y mamá nos dice en la oreja:
No se dicen mentiras.
Esa vanidad entrópica
es pavorosa.
No disimula.
Como las tetas cuando se caen.
Entropía con acento
hasta explica lo de esas espinillas negras
petrificadas.
Esas promesas de fin de año.
Mentiras.
Estoy, estamos repletos de mentiras.
Te pasas la vida tratando de estafar al otro.
La mujer que admira tu poesía,
la que tratas de impresionar
hablándole de Vietnam
y de la Conchinchina.
Según tú, hasta los tipos te admiran.
Ahora bien,
para que no te descubran las mentirillas,
para que no te quiten la máscara
de que lees mucho,
marcas privado
a tu balcón de Facebook.
Brujo blanco,
eso es entropía.
La maldita mentira
La bobería
La melcocha
Tu cara polvorienta
Montones de libros sin leer.
Ni el plumero les pasas.
Te conozco más carita.
Mi entropía saca la lengua
cuando viras la espalda.
Magali Alabau nació en Cienfuegos en 1945. Sus últimos libros publicados son Volver (Betania, Madrid, 2012) y Amor fatal (Betania, Madrid, 2016). Ha recogido sus poemas en el volumen Ir y venir. Poesía reunida 1986-2016 (Bokeh, Leiden, 2017). Este poema pertenece al libro en preparación Mordazas.