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Poesía

Addendum

'Penetró en las residencias de los mercaderes,/ en secretas sociedades,/ en gobiernos,/ en hospitales,/ en transfusiones de sangre'

Woodstock

 

¿Qué fuerza siniestra habita en el verde de la selva?
Hordas de diplomas, títulos, fortunas,
ayudas y permisos de gobiernos coloniales,
que entre sí hablaban en secreto.
El virus se originó en la sangre de algún simio.
Se prohibió a los nativos
entrar a los laboratorios
o tocar los frágiles envases
donde se mantenía el germen.
Contrataron a los mejores cazadores
que mataron a los machos de la especie,
los comieron; a las hembras y sus críos
los llevaron al remoto campamento
donde médicos doctos prestigiosos,
creaban vacunas para el mal del momento.
Eliminaban tres o cuatro al día.
Una solución tranquilizante
les extraía la fuerza.
Con sogas, arrastrados
los amarraban a una estaca.
Vivos, aun emitiendo sonidos,
de dolor, me imagino,
les extirpaban los riñones.
Muchos se suicidaron.
     La tal vacuna,
compuesta con los retazos del primate,
fue inoculada oralmente a un millón de africanos.
Cargas de la misma vacuna
fueron a dar a Filadelfia.
Años más tarde,
una gran pestilencia
azotó.
Con furor
se incrustó en las letrinas,
en las cisternas sin agua,
en las minas, en los charcos
donde los negros rasgan fango
para obtener los diamantes
que entregan a la empresa.
El virus acompañó a los chimpancés
a las mazmorras del zoológico.
Penetró en las residencias de los mercaderes,
en gobiernos,
en hospitales,
en transfusiones de sangre,
en mesas de operaciones,
en bares, en hoteles,
en lechos nupciales,
en la saliva, en los besos
y en todas las secreciones.
Finalmente llegó a su destino
con los trofeos ensangrentados
de los vencedores.

 


Magali Alabau nació en Cienfuegos en 1945. Sus últimos libros publicados son Volver (Betania, Madrid, 2012) y Amor fatal (Betania, Madrid, 2016).

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