עאורם מרשעים וימנ
Job 38:15
Soy el hombre que nació sin tiempo,
como sin sangre nació el vampiro.
Un judío me cambió el tiempo, un
usurero y prestamista. Soy el hombre
que nació con cuerpo, pero sin
orejas, ni manos, ni piernas.
Me desoriento; soy un tronco seco,
un reloj atrasado, el becerro humano,
el monstruo de las dos cabezas. Soy enano;
para mí el tiempo es pequeño, más
pequeño que mi mano. A veces soy
un gigante comparado con el tiempo;
pero vivo engañado, y quizás mi tamaño
no sea más que la prerrogativa del
desprecio. La era de los gigantes pasó
a segundo plano, adonde no llego
porque mis piernas se secaron, cedieron.
Se me ve en los ojos quién era; se advierte
en el sol que no me toca y en la piel
que se incendia, abochornada. Mi
imagen no resiste reflejarse en los cristales
porque allí el tiempo es complejo, es
la función trascendente del cero. Allí
soy viejo como un perro callejero, allí
soy el indigente del momento. No hay
corriente en el cristal de enfrente, ni
manera de sobornar al judío bolitero.
Moriré caliente, pero sin sueños, sin
verdadero amor, sin verdadera muerte.
A cambio de dinero di mi suerte; pero
una vez trocada, la moneda se revierte
en la conciencia: "Se hizo mi dueña".
Por dentro va el desastre, por dentro
va la deuda. Nací durante un eclipse;
mis progenitores acataron el fallo de
los dioses: "Fabricará cristales". Hasta
que no creas, dijeron, comerás de la hierba
seca de los tejados. Vomitarás ayeres.
Serás perro entre las fieras; mierda
en la ciudad perversa, vieja, enferma.
Serás el hombre que vendió el tiempo,
al que le falta un dedo y es ciego, como
un becerro humano. El vampiro del fluir.
El que no llegará nunca a lo de siempre.
Néstor Díaz de Villegas nació en Cumanayagua, en 1956. Sus últimos libros de poemas publicados son Che en Miami (Aduana Vieja, Valencia, 2012) y Palavras à tribo/Palabras a la tribu (Lumme Editor, Sao Paulo, 2014), al cual pertenece este poema.