"Si quieres que te traiga El Clamor tendrás que esperar. Vengo después de las tres. Voy a Plaza del Triunfo a ver la carroza de Coca-Cola."
Teníamos que ubicarnos detrás de la carroza de La Federación de Obreros y Empleados de la Industria del Papel. Ese día madrugamos, Erasma. A las cinco de la mañana ya estábamos en el parque Gloria a los Mártires. Y fuimos porque en el 72 aún pertenecía al sindicato. ¡Avancen!, anunciaron por el altoparlante de una camioneta de la Brother S.A. Delante de nosotros iban las hinchadas filas de los trabajadores de la Empresa Avícola La Gallina de Oro, seguían un tractor con gallardetes rojinegros y alzaban carteles con la frase: LA GALLINA DE ORO PRESENTE. Un desfile, Erasma, no las parrandas de tu pueblo. Encabezados por un abanderado, la marcha se cerraba y se alargaba, evolucionaba, ora presentaba un cuadrado, ora un rectángulo, ora una pirámide. La gente aplaudía, cantaba, clamaba más de un centenar de consignas. Es cierto, no se entendía nada. Pero tampoco había nada que entender, sino avanzar. Y avanzamos. En Avenida de los Coroneles se sumaron dos carrozas que ocuparon los puestos tercero y cuarto, una perteneciente a la fábrica textil Trabajadores del Futuro, con reproducciones del padre de la independencia, y la otra a los trabajadores de la fábrica de cerveza Gazolaz y Gatius, esta sí con su respectivo cartel: GAZOLAZ Y GASTIUS. LA CERVEZA DEL PUEBLO Y EL PUEBLO NUNCA SE EQUIVOCA. El escuadrón que seguía a la carroza de Trabajadores del Futuro se diferenciaba por llevar camisetas blancas con una T azul en la espalda, el de la Gazolaz y Gatius, pañoletas en el cuello rojas, y el de La Gallina de Oro, al contrario que nosotros, quienes íbamos de batas blancas, camisones amarillos. Con el ánimo en su punto más álgido, puesto que los asistentes tenían derecho a una semana de vacaciones con todos los gastos pagos en Baños Egea, la marcha era un triunfo anunciado para sindicatos y sindicalistas. No, Erasma, no fuiste por el mero gusto de acompañarme, fuiste porque pretendías ir gratis a Baños Egea. ¡Zoqueta!, ¿qué te pensabas, que aquello era como las parrandas de tu pueblo? No te obligué. Bien te dije que iba un montón de gente. ¡Deténganse todos!, anunciaron por el altoparlante de otra camioneta de la Brother S.A. que se abrió paso entre la masa: ¡Descansen camaradas! ¡El desfile continuará dentro de una hora! Y ahí mismo, no antes, comenzaron tus ataques de ansiedad. Qué calor. Sácame de aquí, sácame de este berenjenal, decías, me falta el aire. Cómo no te iba a faltar el aire si no cabía ni un alfiler entre persona y persona. Un desfile, Erasma, no las parrandas de tu pueblo, te dije. ¡Avancen!, anunció el altoparlante de otra camioneta de la Brother S.A. Si no me falla la memoria, hasta ese tramo del desfile, fueron tres camionetas de la Brother S.A., y no cinco como te empeñas en decirme. ¡Avancen!, repitieron. Y nuestra carroza avanzó. FOEIP: IDONEIDAD Y EFICACIA, ese cartel coronaba las cuatro caras de una gigantesca caja de polietileno forrada con recortes de revistas y periódicos que representaba el mundo editorial. Lo más curioso era ver cómo de la caja, ya que habían varias personas adentro, salían a modo de serpentinas cientos de hojas en blanco en todas direcciones, como confites, vaya. Y es que La Federación de Obreros y Empleados de la Industria del Papel, o mejor dicho Erasma, los encargados de la decoración de la carroza, ese año fueron muy creativos. Me ahogo, dijiste. ¿Y cómo vamos a salir de aquí, Erasma? ¡Sopla el maldito silbato, coño, para qué carajo lo tienes colgado en el cuello!, gritaste. Y lo soplé. No obstante, con aquel ambiente caldeado de vítores y consignas, ¿quién nos podía oír? Relájate, te dije, me quitaré la bata. Y fue lo que hice, agitar la bata en el aire para abrirnos paso en dirección contraria a la marcha. La de cosas que nos vocearon no los trabajadores de la Gazolaz y Gatius que eran los últimos, sino los de la fábrica textil Trabajadores del Futuro: Qué, ¿se retiran? ¡Rajados! ¡Traidores!, apostrofaban. ¡Fuera, fuera!… En fin. Un desfile, Erasma, no las parrandas de tu pueblo, te repetí incansablemente hasta que nos escurrimos de la concentración. En qué quedamos, ¿tienes o no tienes agorafobia? Bueno, ve, Erasma. Ve a ver la carroza de Coca-Cola. Pero antes de irte ponme a Barbarito Diez.
Dolores Labarcena nació en Santiago de Cuba, en 1972. Ha publicado el libro de poemas Las puertas dialogadas (Editorial Abril, La Habana, 2004) y la novela Kruschov (Verbum, Madrid, 2015). Codirige la revista literaria on-line Potemkin ediciones. Este fragmento pertenece a su novela inédita Cachemir.