Sobre todo uno no puede haber crecido allí, ser yo y luego regresar.
Ingeborg Bachmann
…y ella no estuvo presente en la devastación de la verdad
devastación que dejó atrás todas las mutilaciones
y los cuerpos desperdigados por el cielo
cielo blanco de explosiones silvestres.
Ella no supo nada o casi nada del capítulo borrado
o del cuadro robado a las imágenes.
Todo aquello para decir que no existes
que no exististe
que no fuiste.
El borrar una imagen no es
no conlleva solo el silencio
conlleva
la trituración de tu nombre
que después
en el crematorio consustancial de una metáfora cualquiera
queda impreso en la ceniza
en manos del rosario del viento.
Ojos que no se cierran
por la cal o el canto
al pie de la tumba
al pie del foso
mientras pasean los vivos
arrojando flores
a la negrura.
Sí, fueron cenizas
y no me digas más.
En la isla todo se pudre
mejor, sí, el fuego.
II
Mira
cruzo las paredes
sin dejar atrás
ni una sonrisa.
Borraron tu rostro
de la foto.
Mira
mira fijamente.
Si afinas la pupila
verás el contorno de tu perfil
la caída de tu brazo
el sweater negro atisbo gris
la mueca de los labios.
Pero solo si haces un pequeño esfuerzo
descubrirás el espectro que allí estuvo
y que de un soplido
ahuyentaron.
Apresúrate.
Ya se acabó el tiempo.
Isel Rivero nació en La Habana, en 1941. Sus últimos libros de poemas publicados son Las noches del cuervo (Vitrubio, Madrid, 2007), De paso (Amargord Ediciones, Madrid, 2011) y Las palabras son testigos/Words are Witnesses (Verbum, Madrid, 2011).
Otros poemas suyos: De "Downstairs in the Garden" y Apophis.