Las agarré una por una, a las cien, y las giré por el gaznate. Nudo de marinero. Las aves de aquí, al igual que las viudas, llevan el aire tísico de las pompas fúnebres. Chillaban que daba pena. Pero que no cunda el pánico. Como es natural, dijo alzando el lado superior del labio, cada cosa tiene su trasfondo y cada pueblo su cabeza de turco.
Dolores Labarcena nació en Santiago de Cuba, en 1972. Ha publicado el libro de poemas Las puertas dialogadas (Editorial Abril, La Habana, 2004) y la novela Kruschov (Verbum, Madrid, 2015). Codirige la revista literaria on-line Potemkin ediciones. Este poema pertenece a su libro inédito Tundra.
Otro poema suyo: El matarife ejecutaba...