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Poesía

Fijar la voz al muro...

'¿No es aquí donde duele completo el muro roto,/ la voz caída en el río de memoria encendida?/ ¿Quedarnos sin más llagas con que engañar al árbol,/ ni raíz en las lágrimas, ni incienso en los nombres?'

Ciego de Ávila

 

Fijar la voz al muro cuando no me divida.
Cuando por la palabra crezca, ardido, el contrato.
Cuando no suba príncipe ni baje basilisco.
Clavar la sombra al pájaro que envuelve al equilibrista
como gota de sangre en la bandera blanca.
Ser la estrella sin cielo que nos lava la sangre.
Las quimeras que pasan por aguas de torturas
hasta hacernos hablar casi hasta por los poros.
Ciegos que han visto al fin ascender la costumbre
de la ciudad por pocas distancias como el hambre.
Llegar a beber casi el sueño donde estamos
otra vez despertando debajo de otra playa.
¿No es aquí donde duele completo el muro roto,    
la voz caída en el río de memoria encendida?
¿Quedarnos sin más llagas con que engañar al árbol,
ni raíz en las lágrimas, ni incienso en los nombres?
Miento si hablo, pero callo si grito
que el mar caminaba descalzo sobre mi pecho
para que en la isla entiendan
la mitad del milagro, del jardín una rosa.
Se hace y deshace el muro, laberinto de pétalos.
Aquí han muerto los nombres. Y abro, sueño el jardín.
Clavada la palabra al centro de la rosa.

 


Francis Sánchez nació en Ceballos, Ciego de Ávila, en 1970. Sus últimos libros de poemas publicados son Extraño niño que dormía sobre un lobo (Letras Cubanas, La Habana, 2006) y Epitafios de nadie (Oriente, Santiago de Cuba, 2008). Este poema pertenece al libro inédito Textos muertos, que ha recibido el Premio Eliseo Diego 2015.

Otros poemas suyos: Hombre negro, Túnel a la Patria, La palabra abedul y Limpias cintas de video viejas.

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