El misterio
de morir
en silencio.
Troceado
por el cáncer
o anulado
por un infarto cerebral.
Reducido
a cincuenta libras,
(magra ración
nos dejas),
En medio
de la mierda,
con una sonda.
Sin un quejido.
En una cama
para moribundos
no hay
país
para contemplar.
Tus branquias
(respiradero podrido),
imponen el ritmo
de las lecturas.
Compartimos
la carcoma
que penetra
tu pellejo.
¿Quién sabe
cuanto tiempo más?
¿Un sacerdote
o una cuerda?
Rafael Enrique Hernández nació en La Habana, en 1968. Su último libro de poemas publicado es El precario equilibrio (Letras Cubanas, La Habana, 2001).
Otro poema suyo: Voy...