Amaranta
Freya
existe:
en las inmediaciones de La Habana, hacia
Bejucal: come una vez al
día ensalada de pétalos
(flores azules de jardín)
(ejemplo: la espuela de
caballero) le sigue un
trozo (cacho, dice
Amaranta Freya) de
calabaza, hay que
verla hacerlo puré,
tridente en mano:
el tridente, y no miento,
que acompañó más de
un siglo (época de
Pericles) a Poseidón.
Duerme
siesta
cuarenta
y
cinco minutos sumida entre mogotes, cujes
donde en vez de hojas
de tabaco ponen a secar
ramilletes de azahar para
las novias de costumbres
morigeradas, parecen
surgir de poemas de
Tablada, Baquero, del
Curazao de Pellicer.
Amaranta
Freya
no
solo
existe sino que es acto inmanente, argumento
ontológico que demuestra,
a todas luces, cómo del
soplo vital del Altísimo
encarnó una diosa de
doce brazos, el unicornio,
el ave Roc, y un pájaro
iraní que a diario baja de
un sitio de témpanos de
hielo, llega a La Habana,
se disfraza de totí, se
contonea, planea en
aires demasiado livianos
para su costumbre: y se
va a pernoctar en unas
alamedas venidas a
menos en el Paseo del
Prado.
Añádase que Amaranta sueña durante la
siesta con versos de
Apollinaire. Este: "El
ahorcado la bella
máscara y el hombre
sediento". Imposible
saber si este verso
es un aporte al acervo
de la poesía procedente
de Apollinaire o de
Amaranta Freya.
Siglo
XXI,
siglo
de calamidades: todo no obstante va a estar
bien siempre y cuando
Amaranta regrese una
vez al año, hacia el
solsticio de invierno,
a las inmediaciones
de La Habana, hacia
Guanajay: y donde el
día declina, tridente
de acero inoxidable
en mano, desentierre,
disfrazada de Ceres,
las calabazas ora
azules ora rojas (una
que otra blanca)
del
almuerzo.
José Kozer nació en La Habana, en 1940. Autor de una extensa obra poética, recibió el pasado año el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda. Este poema pertenece a un libro inédito.