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'Rizando cuerdas', una misa para la madre de la actriz y cantante cubana Yanet Sierra

En el espectáculo musical, que tendrá lugar el 24 de noviembre en el teatro Corral de Comedias, de Alcalá de Henares, acompañan a Sierra, en el contrabajo, Yadira Alonso, y en el violín, Lara Sansón.

Madrid
Yanet Sierra, actriz y cantante cubana. DDC TV
La cantante y actriz cubana Yanet Sierra.
La cantante y actriz cubana Yanet Sierra. Diario de Cuba

La cartelera del domingo 24 de noviembre del Corral de Comedias de Alcalá de Henares, Madrid, anuncia la presentación del espectáculo Rizando cuerdas, un espectáculo musical que tiene como creadora y principal figura a la cantante y actriz cubana Yanet Sierra. Junto a ella subirán a escena Yadira Alonso en el contrabajo y Lara Sansón en el violín.

Rizando cuerdas bien podría ser la historia de resiliencia de una emigrante mulata cubana, aunque para Sierra es una misa a su madre. "Mira que mi madre luchó por esos rizos, porque a mi abuela no le gustaban y eran otros tiempos. Mi abuela quería el pelo lacio y me repeinaba. Por mi abuela yo empecé a amar el bolero. Cada vez que ella me peinaban antes de ir a la escuela, se ponía a cantar con su contoneo y su cafecito, y me decía: 'Dale, canta. ¿Tú no estás en la casa de la cultura? Canta'".

Para Sierra, Rizando cuerdas surge de la necesidad de "buscar una sonoridad nueva". La cubana siempre se ha sentido cómoda con el bolero y el feeling. De manera que no pocas veces ha interpretado en pequeño o mediano formato las canciones más icónicas de ambos géneros.

"Yo estaba buscando algo que tuviese una sonoridad distinta. Empecé a rastrear repertorio nuevo. Quería cosas inéditas, que no se hubiesen cantado mucho. Empecé a buscar también referentes porque entré en un bucle existencial en el que me preguntaba por qué me gusta la música. Entonces, me vino mi madre. Rizando cuerdas es una misa para mi madre", dice la artista cubana.

Regla de la Caridad Muñoz Macías estudió coro y desde que su primogénita era muy pequeña la llevó a la Casa de la Cultura de Placetas (Villa Clara), donde vivían. La niña de la casa era muy tímida. Ni siquiera quería cantar sola. Se atrevía si lo hacía entre un grupo donde no se le notara.

"Muchos amigos y muchos músicos me dicen que yo puedo cantar otras cosas. Yo respondo que a mí esa música me eriza. Cuando me paro en el escenario, si no lo siento, no tiene sentido. Y si yo disfruto, el público también. De eso se trata".

En 2019 Yanet Sierra dejó de cantar. Su madre falleció y ella ya no pudo seguir en el escenario. Dos años después, su cuñado, el compositor y arreglista José Alabré, le enseñó uno de sus temas, "Sinceramente". A la cantante le gustó tanto, que pensó grabarlo como un "videíto casero". Sin embargo, su amiga, la actriz Laura Ramos, decidió que "aquello había que hacerlo como Dios manda".

Cuando Yanet Sierra grabó el videoclip lo hizo en un local de otro amigo. Estando allí, la programación que tenían en el sitio para el fin de semana falló. Y ella, en compensación al favor, decidió asumir esa presentación. 

"Montamos un repertorio y presentamos cinco temas. Ahí dije, esto es lo que quiero. La mezcla del sonido clásico con la voz popular. Nació Rizando cuerdas. Lo tuvo que parar en el proceso porque la llamaron para hacer la serie española El pueblo. "Por eso digo que Rizando Cuerdas se ha cocinado a fuego lento. Es una aventura que me tiene sin dormir. Siempre he trabajado con productoras, con directores, con mánager, pero que todo sea mi responsabilidad da mucho vértigo. Pero me tiro. Y si alguien está pasando por un momento creativo de incertidumbre, mi consejo es que lo haga".

Yanet Sierra emigró de Cuba hace 25 años. Estudió en la Isla Dirección de Teatro, en el Instituto Superior de Arte. Salió del país con una gira de la orquesta femenina Las Cecilias. Eran 11 mujeres. Trabajaron por todo el territorio español. Cuando llegaron a Gran Canaria, la cubana se enamoró y decidió que se quedaba.  

"Dije que iba a probar un año a ver qué tal. Lo que sí tenía claro era que yo no iba a negociar con mi carrera. No iba hacer otra cosa que no fuera mi carrera. Me costara lo que me costara. Yo sabía que era emigrante, mulata, mujer; o sea, tenía todo para que no pasara nada. Y pasaron muchas cosas", recuerda.

En Gran Canaria comenzó la carrera de la artista cuando solo tenía 23 años. Hizo obras de teatro, trabajó en la televisión autonómica, cantó en discos de otras personas, cantó en espectáculos musicales. Hasta que se acabó el amor. Ella lo entendió como su momento para probar suerte en Madrid.

"A Madrid yo siempre la he comparado con una bisabuela. Es como una bisa que está cansada y está sentada en un sillón. No puedes llegar con prisa. No puedes llegar con expectativa. No puedes llegar con ansiedad porque está cansada. Todo el mundo quiere venir a conseguir su sueño, a lograr su objetivo, y lo quiere ya. Tuve que empezar a abrirme camino. Yo era conocida en Canaria, y pensaba con inocencia que, si me conocían allí, me conocían en Madrid... Pues no, a ponerse en la cola. Ahí fue que yo sentí que era emigrante de verdad".

A pesar de ello, la cubana no ha dejado de tener grandes oportunidades en Madrid. Trabajó en las series La que se avecina (2007), Mar de plástico (2015), El pueblo (2019), Sky Rojo (2021), Mentiras pasajeras (2023) ; también en el corto Hostal Edén (2016), en la película Un hombre en acción (2022) y en las obras de teatro Discurso de agradecimiento (2023) y Enmudecer con hablar (2023), por solo citar los ejemplos más populares.

¿Nunca has hecho los trabajos que generalmente asumen los emigrantes cuando llegan: camarera, limpiar casas, cuidar ancianos? 

Cuando llegué, no. Cuando se cayó el castillo, se me cayó todo. Trabajé en una papelería en una isla donde todo el mundo me conocía. La gente llegaba allí y me preguntaba si aquello era una cámara oculta. Tenía un uniforme rojo y negro que parecía la bandera del 26 de Julio. Estando ya en Madrid, hice de churrera por cinco días en la Fiesta de la Paloma. Después trabajé en una hamburguesería. Y el día que estaba de prueba me tocó una mesa de adolescentes. Cuando fui a atenderlos les dije: "Vamos a ver, pónganse todos de acuerdo, cállense y díganme con calma lo que quieren, porque me están volviendo loca". Uno me respondió: "Ah, tú lo que tienes que hacer es irte para tu país". Fue mi primera experiencia, no lo había vivido antes.

¿Crees que esa etapa te ayudó en tu crecimiento personal?

Ahí empezó el viaje. Hay que trabajar, no solo el trabajo de profesión, sino el trabajo interior. Hay que bajarle un poco al ego. En esa etapa hice el proyecto Voces sin piel, que ya fue como una cura. Trabajando en él dije que el próximo proyecto musical que hiciera quería que fuese en un gran teatro. No tengo nada en contra de las salitas alternativas, me han dado muchas posibilidades, pero este tiene algo especial. Primero, por la misa a mi madre y porque quiero mostrarle al público a esta Yanet. Es curioso porque Alejandro Frómeta me invitó a un evento de poesía en el Corral de Comedias. Yo canté tres temas. Mientras interpretaba uno de ello, cerré los ojos y pensé que el día que yo hiciera un proyecto mío quería que fuera allí.

Tu personaje en Discurso de agradecimiento, la obra de Carlos Celdrán, es esa madre que está separada de su hijo por la emigración. ¿Cuánto hay de Yanet Sierra en ese personaje? 

Hay una parte de Yanet en el personaje que, fíjate, no es tanto lo que he podido vivir yo, como lo que tengo a mi alrededor. He tenido a mi madre, a mi padre que todavía está en Cuba y vive lo que se está viviendo ahora mismo en el país. Cuba ha sufrido una desilusión, un engaño, esa mentira, eso que vendieron y que al final sabemos que no existe, que ha sido una eterna utopía donde hemos caído todos, y mira dónde estamos. La evidencia es aplastante. Es muy clara. Destrozaron al país, nos mintieron a todos, nos engañaron y ahora no saben qué hacer con él. Lo que ha vivido esa madre de Discurso de agradecimiento, lo hemos vivido cada uno desde su particularidad y desde su experiencia.

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