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Música

Aruán Ortiz: 'La influencia de muchos estilos de música cristaliza en quién soy'

El pianista cubano celebra su reciente Beca Guggenheim mientras continúa innovando en la fusión de jazz, música clásica y tradiciones afrocubanas.

Madrid
Aruán Ortiz, pianista cubano. DDC TV
El pianista cubano Aruán Ortiz.
El pianista cubano Aruán Ortiz. Aruán Ortiz/Facebook

Aruán Ortiz todavía está en las nubes. El pianista cubano ha recibido recientemente la Beca Guggenheim en Composición Musical 2024. Y aunque no es el primer reconocimiento que obtiene, se siente "muy honrado" porque su trabajo se haya valorado de esta manera.

Desde el barrio Los Hoyos, en Santiago de Cuba, a la Hermandad Guggenheim, en Nueva York!", escribió el santiaguero en su perfil de Facebook cuando recibió la noticia.

Ortiz nació en la barrio de la conga santiaguera: Los Hoyos. Fue en la ciudad oriental donde hizo toda su formación de nivel elemental y medio, en el conservatorio Esteban Salas. También intentó graduarse en el Instituto Superior de Arte (ISA), pero no terminó. De su época en la capital cubana recuerda su pequeño paso por algunas agrupaciones. Trabajó en el grupo Sarabanda, de la violinista Martha Duarte, y tocó en alguna ocasión con Bobby Carcassés, pero regresó a su ciudad natal.

Una vez de vuelta a sus raíces, Aruán Ortiz chocó con la discográfica española Magic Music. El sello tenía el proyecto La Isla de la música, que unificaba coros, solistas, grupos de trova, cuartetos de saxofones y rap.

"En aquel momento ya escribía mis canciones. Hacía cosas solo. Tenía diferentes grupos en Santiago. Cuando ellos llegaron, vieron que yo audicionaba con tres o cuatro personas y se interesaron en mi trabajo. Me invitaron a grabar un disco en Madrid. El disco, parte de ese catálogo, se llamó Impresión tropical. Eso me abrió las puertas en España, junto al hecho de tener una beca con el maestro Cecilio Tieles".

A su época con Tieles, en el conservatorio de Vila Seca, en la ciudad catalana de Tarragona, al que llegó por una beca de piano clásico, le debe haber profundizado en la literatura pianística y el sonido.

A pesar de no tener contemplado establecerse en la península ibérica, Ortiz, se enfrascó en aprovechar las oportunidades para aprender. Una cosa conllevó a la otra, empezó a estudiar jazz en una escuela, luego llegó el trabajo, puso sus papeles en orden y cuando quiso darse cuenta habían pasado cinco años.

Una reseña publicada en la revista Rialta afirma que el arte del cubano "incorpora elementos de jazz, música contemporánea clásica, ritmos y melodías de las tradiciones afrocubanas y haitianas, e improvisación en la vena del free jazz. Bien le cabe el vocablo de Tyshawn Sorey: es música 'posgénero'".

"Yo, como el artista, como testigo presencial, he estado expuesto en diferentes estilos de música, y he tenido que profundizar. Entonces, toda esa influencia cristaliza en quién soy. Yo me considero un heredero del modernismo criollo. O sea, bebo de mi raíz, pero para expresarlo no lo categorizo. No digo que voy hacer latin jazz de una sola manera. Escribir para una agrupación de cámara, escribir una sinfonía o hacer un concierto a piano solo, son elementos que componen mi trabajo. Yo no soy un norteamericano de Chicago, porque mi sonido no tiene esos elementos, aunque tiene puntos en común. Tampoco mi música suena como lo que se espera viniendo de un cubano".

Aruán Ortiz ha recibido múltiples elogios, entre ellos el Mid-Atlantic US Artists International (2017), el premio Composer Fellowship Award en Vermont College of Fine Arts (2016); el premio Doris Duke Impact Award (2014); la Residencia Composers Now Creative en Pocantico Center, del Rockefeller Brothers Fund (2014).

¿Cómo influye en tu carrera un reconocimiento como la Beca Guggenheim?

"El jazz, para mí, es expresión. Es composición, en tiempo real. Es cualquier medio que utilices para expresar quien tú eres. Entonces, el premio se me ha dado como reconocimiento a este tipo de perspectiva. También me da la posibilidad de presentar nuevos proyectos. Ahora estoy trabajando en un par grandes y es una posibilidad que tengo de poder llevarlos a cabo".

Uno de esos proyectos, confiesa Ortiz a DIARIO DE CUBA, tiene que ver con estudios sobre la negritud en Martinica. El otro, está relacionado con la revolución franco-haitiana.  

Aruán Ortiz, además, va a por un nuevo fonograma. Será un disco a piano solo. Todavía no tiene título, pero probablemente tenga algo que ver con la conga de Los hoyos. Junto a ello, el cubano trabaja en otro proyecto de piano, inspirado en el cambio climático. También publicará próximamente otro fonograma a trío reeditado en Nueva York que se llama Formas efímera. Y por si fuera poco, tiene entre manos un disco de música improvisada con dos artistas italianos.

Estás en muchos proyectos a la vez. ¿Tienes algún método de trabajo? ¿Compones a una hora en específico?

No, no. Para nada. Yo trabajo mucho con números para escribir, organizar, reordenar materiales, ver las temáticas para trabajar. Veo la composición de células rítmicas, si tienes una clave, cómo la deconstruyes. Yo me baso mucho en el arte visual, sobre todo el abstracto. Eso me sirve para asimilar, escuchar y darle diferentes ángulos a cualquier cosa que toque. Estas técnicas de composición me ayudan muchísimo a poder participar en diferentes proyectos, sin dejar de aportarle mi manera.

¿Entonces no estás en el club de las 5:00 de la mañana?

No puedo ni estar concentrado mucho tiempo en algo. Yo tengo que trabajar y tener algún tipo de otra cosa y volver. Lo que pasa es que siempre vuelvo. Pero no soy de los que se concentra así.
 

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