Con 26 años, este cantante y showman se declara admirador de Beyoncé y Bola de Nieve ―un intervalo en el que construye su estilo― y ya ha compartido escenas habaneras con artistas del rigor de Interactivo, Ruly Herrera, Julio Padrón, Cimafunk, entre otros. También ha recibido varios premios CuerdaViva y se ha presentado en la Fábrica de Arte. Ahora, promueve en las redes lo que parece ser el primer vídeo clip musical "afro-queer" cubano. DIARIO DE CUBA conversa con Machirán para saber más sobre su joven carrera.
Es extraño que un cantante que ha compartido escenario con músicos tan rigurosos no sea un músico de escuela, ¿dónde aprendiste a cantar?
Yo nunca me di cuenta de que podía cantar. Yo bailaba y actuaba cuando niño, hasta que me pidieron que cantara y vi que tenía aptitudes. Entonces mi mamá más o menos me fue encaminando por donde pudo. Entré en un coro y después recibí clases particulares, que fueron muchas veces interrumpidas, por economía.
No es usual en Cuba encontrar un cantante Rhythm & Blues, ¿piensas enfocarte en ese género?
Sé que el R&B no es común en Cuba, pero definitivamente voy a enfocarme ahí ahora porque es la música que he escuchado desde niño. Mis primeras influencias son artistas de R&B, afrodescendientes, porque era la que más se me pegaba. Sin embargo, voy a luchar por meterle sonidos cubanos y que suene a cubanía, porque no puedo despegarme de mis raíces, que me encantan. Así quizás podríamos abrir un poco más de puertas.
¿Y también jazzeas?
El jazz significa libertad y siento que está en todas partes, pero "jazz puro" no hago, aunque he colaborado con jazzistas. Yo más bien juego con el género. Cuando hago conciertos en vivo suena con un sonido muy cercano al jazz, porque además es uno de los orígenes del R&B… Pero creo que no hago jazz.
Todo parece indicar que el video clip de la canción "Alex" es el primero "afro-queer" cubano, ¿nos cuentas su génesis y de su producción?, ¿es de un estudio independiente?
El vídeo de "Alex", es fruto de la residencia artística elgao.art, que queda en Regla, y cuya CEO es Saraí Fiszel. Yo fui el primer artista de esa residencia y la directora del video, Corry Staal, también fue artista residente. Contamos con la colaboración de Diplomats, que es una productora francesa. No era la intención hacer "el primer videoclip afro-queer en Cuba", pero salió así en el proceso. El día antes de grabar hubo que sustituir el modelo y en el set nos dimos cuenta de que todos los participantes del video clip éramos afrodescendientes y eso, sumado a que relata una historia de amor gay, le dio este valor. Digo "queer" porque va más allá de la orientación para llegar a la identidad. En el vestuario, por ejemplo, en este vídeo creo que rompo con "heteronormatividades" en el vestir, pero no por eso dejo de sentirme hombre. Me atrevo a decir que es el primero porque hicimos una búsqueda y nos dimos cuenta de que no aparecía otro con estas características.
No son comunes tampoco las canciones sobre el amor diverso, digamos, un hombre cantándole a un hombre, una mujer a una mujer…
SÍ, pienso que es poco usual. Al menos yo he escuchado pocas canciones así. Hay un artista venezolano que se llama La Cruz, que es de reguetón, que lo hace. Pero he escuchado pocos que dedican sus canciones directamente a una persona de su mismo sexo. Pero es algo que yo siempre tuve claro desde que empecé como solista, que yo no iba a tener límites a la hora de expresar lo que siento. Aunque a veces trato de escribir con género indefinido para que todos puedan identificarse con ella... Pero no dejo de admitir que la mayoría de mis canciones son dedicadas a un hombre.
¿Te sientes cómodo con la clasificación de "cantante afro-queer"?
No me siento incómodo, pero hago música desde el amor y para amor. Eso para mí es lo más importante, que sea el objetivo del arte, que el amor siempre viva y se salve. Sin importar sexo o color. Mi lucha siempre va a ser y la voy siempre a poner a favor del amor.