El artista Joao del Monte se define a sí mismo como un accidente, el resultado del choque de un campesino guantanamero con tierras andaluzas. Su verdadero nombre es Lázaro Joao Aguilera Duporte y está a punto de sacar su segundo álbum, titulado Brujería del Monte.
Hijo de padre cantante y madre actriz, Joao se graduó del Instituto Superior de Arte en la especialidad de Danza Contemporánea en el año 2019; sin embargo, siempre tuvo claro que quería cantar. "Desde que tengo uso de razón, siempre me he encomendado a las manos del arte", dice en entrevista con DIARIO DE CUBA sobre su obra, que recoge elementos de su natal Guantánamo y los mezcla con su nueva vida en España.
Joao del Monte llegó a España en el año 2020. Formaba parte de un show que traía artistas cubanos al país europeo. Una vez en suelo español, del Monte grabó unas canciones con la pretensión de volver a Cuba y empezar "en serio" su proyecto. Pero el destino tenía otros planes. Llegó la pandemia de Covid-19 y Joao se quedó sin dinero y con sus canciones grabadas.
"Yo creo que venía sabiendo que me quedaba, aunque era difícil de aceptar, porque en Cuba me quedaban muchas cosas, todavía me quedan algunas".
Aquellas canciones se convirtieron en la génesis de Brujería del Monte, un álbum que pronto estará en todas las plataformas. Para terminarlo, Joao se fue a la montaña y tuvo una "conversación con su niño interior"; por eso, para él es "una brujería de libertad".
"Es un disco de paz. He tenido tiempo de equivocarme, de rectificar y de crecer. Tengo 30 años, he vivido todo lo que ha sido ser tormenta y he vivido lo que ha sido ser un charco solo en la calle, he vivido lo que es ser un emigrante, he vivido el movimiento. Es un disco menos isleño. Cuando yo tenía 18 años me cagaba en todo. Ahora te invito a que te cagues conmigo y a que te tomes un té".
El disco podría salir a mitad de año. Joao considera que es un álbum de afrobeat, donde coexisten los ritmos afrocubanos con la música flamenca. En él trabajaron también el pianista cubano Miguel Ángel García Wiwi, el productor de música electrónica Jose DJ, el trompetista Félix Rossi y algunos exponentes del flamenco que Joao prefiero no desvelar aún.
Cuando Joao sale al escenario no vemos a un cantante con su banda, vemos un performance. Mientras baila con una falda flamenca, el pecho descubierto, un gorro de felpa, gafas de sol futuristas, entre canción y canción grita: "¡Libertad para Cuba!" o "¡Libertad para los presos políticos!".
"Siento que mi arte tiene ese compromiso, el de inspirar sobre todo. Mi arte no tiene ametralladora, ni bombas, pero sí tiene esa fuerza mucho más grande que es la de las ideas. Claro que pido por los presos políticos, los de Cuba y los del mundo. No debería haber gente encarcelada por conciencia; eso es absurdo. Y yo creo que mi música tiene esa necesidad. Yo no critico a nadie que no se quiera meter, la gente tiene derecho a no participar. Siempre quieren que uno se posicione en un lugar y yo no creo que la libertad vaya de eso. Yo siempre he dicho que lo peor que se le puede hacer a un régimen es ser uno mismo y demostrar que uno puede ser de mil formas diferentes".
