Una visita a la recién abierta librería 'Alma Mater'

Con fanfarria y baile en el Parque de los Mártires (Infanta y San Lázaro) fue reabierta hace una semana en La Habana la librería "Alma Mater", que había sido clausurada hace mucho, cuando una filtración de aguas albañales tomó posesión de su piso. "186 títulos", dijeron. "Más de 300.000 ejemplares", dijeron. "22 editoriales", dijeron.

A primera vista, todo parece corresponder a ese brillante presagio: pintura nueva; los cristales, siempre empañados de hollín, ahora muy limpios; anaqueles decentes y buena iluminación. Dos espacios para el descanso o el trabajo del lector se han habilitado con cómodos sofás y butacas también: el mezzanine y un área lateral, que será dedicada a la presentación de libros y exhibiciones.

La triste realidad, tras la cortina fulgurosa, por desgracia es muy otra: corresponde más bien al drama de los últimos tres años de la industria editorial cubana. Es decir, la falta de papel para imprimir libros. Si miramos con más atención a los anaqueles, podemos ver que copian la costumbre de las diezmadas tiendas de víveres cuando repiten un mismo producto por no dejar el espacio en blanco.

Esto puede deberse, en "Alma Mater", al hecho de que aún no llegan los 186 títulos que prometieron las editoriales. Pero también a que sobra el espacio de cualquier manera. Si miramos con más atención aún  a la contraportada de los libros, notaremos también el signo de los tiempos: la mayoría son anteriores a 2019. Uno solo encontré con fecha de 2020. La librería "Alma Mater" se ha llenado con eso que los del gremio llaman "libros de saldo". Es decir, de almacenes.  

Por el momento los sellos que han cumplido la entrega con mayor entusiasmo son la Editorial Universitaria, Ediciones Imagen Contemporánea, la Casa de Altos Estudios Don Fernando Ortiz y el Fondo Editorial Casa de las Américas. Este último exhibe lo mismo que llevamos viendo hace rato. Los dos primeros, que están menos presentes en otros lares, entregan algún descubrimiento. En los últimos años, ambas casas han tenido buenas ideas para sus colecciones. Pero mientras que la universitaria mantiene su austeridad, la Fernando Ortiz eleva los precios a sus proyectos principales: los cinco tomos de Historia universal cuestan ahora 800 pesos y uno de El Libro de las Constituciones, 600 pesos. El resto de los libros allí oscilan entre 10 y 20 pesos (lo cual es muy barato hoy).

El lector no gastará del todo la visita. Puede encontrar algún ejemplar interesante, como una investigación sobre Los Independientes de Color o algún clásico latinoamericano. No encontrará ya, sin embargo, cuatro títulos que se han agotado en los primeros días: La Ilíada, Breve historia de la revolución cubana, el Diario del Che y una Historia universal…  Ya reaparecerán en otros comercios con el precio bastante subido, porque el arte de la reventa en papel es muy anterior a la del picadillo o el pollo y corren tiempos desesperados.