El músico cubano Alain Pérez, ganador del Latin Grammy 2021 en la categoría de mejor Álbum Tropical Tradicional junto a Issac Delgado y la Orquesta Aragón habla con DIARIO DE CUBA sobre el día de la premiación que, dice, ha marcado su vida. "Nunca había sentido una emoción tan grande con respecto a mi trabajo. Para el discurso tenía muchas ideas para quedar bien con todo el mundo, pero finalmente, cuando suena la campana, te vas a lo más humilde y sincero posible".
"Quería dedicar el premio a los músicos cubanos porque Cuba ha estado detrás de la fachada en este evento y es una cultura que ha enriquecido mucho el mundo de la música", dice el músico, quien hace años trabajó como productor, músico y compositor con Issac Delgado.
Tras los galardones y los aplausos vienen las celebraciones de los premiados. Sobre ese tema Alain Pérez cuenta que el Latin Grammy "es un vacilón. Después hay un afterparty, uno de Sony Music, con toda la farándula, y la fiesta de la Academia. A mí me invitaron a esa, no a la de los famosos", relata entre risas. "A la que yo fui estaba Gonzalo Rubalcaba y terminamos tocando juntos, ese fue otro premio de la noche".
Alain Pérez aprendió los "códigos de un artista" desde muy joven. "Yo empecé en casa motivado por un ambiente de fiesta. Soy guajiro y los cantantes de la zona tocaban el punto guajiro, un poco de son, guaracha… Mi padre se dio cuenta de que tenía talento y empecé a los ocho años a tocar la guitarra con mi primo en Manaca. Yo cantaba en los matutinos y en fiestas. En una de ellas estaba un ingeniero de sonido de Cienfuegos y le contó a mis padres que había un grupo de niños dirigido por Enrique Pérez que buscaban cantante".
A los nueves años ya Alain Pérez vivía en casa de Enrique Pérez junto a los hijos del director y otro músico de acogida. "Yo sería incapaz de hacerlo ahora con mi hijo, pero surgió así la chispa de la vida. Aquello para mí parecía un parque de atracciones de la música".
"Enrique nos enseñó bajo una disciplina y un rigor tremendo, con el compromiso de salir al escenario, cantar bien y respetar al público. Hay muchos músicos increíbles que no saben estar en el escenario", cuenta el músico.
La disciplina es fiel amiga de la suerte y esta no dejó de tocar a la puerta del artista. "Salir de la Escuela Nacional de Arte (ENA) para los Irakere a los 17 años fue un salto inesperado. Yo tenía un grupo en la escuela y Chucho Valdés estaba en una actuación que teníamos en la ENA. Cundo se acabó el concierto se acercó y mi felicitó. Él es muy amable y es inmenso, física y profesionalmente. Me invitó a tocar de telonero con Irakere. Dos meses después me mandó a buscar y empecé con ellos. Fue la primera vez que salí de Cuba."
Los galardones son solo impulsos para el artista. "Ahora estoy en Madrid, trabajando como productor en el último disco del artista español Miguel Poveda, que se estrena en diciembre. Además, tengo planes de sacar un sencillo que se llama 'La fiesta del amor'. Hay un video clip que ya estamos terminando. Estaré viajando con la orquesta de jóvenes que formé en Cuba. Insistí en traer a mis músicos cubanos porque después de tanto tiempo ahí pasando las de Caín, ya era hora de un respiro".
Pérez, de pelo largo y humildad aún mayor, cuenta que heredó la cabeza de su mamá, le gusta la comida cubana y prefiere una casa grande en el campo que una pequeña en la ciudad, cosa que le viene de su pueblo, Manaca.
