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Medioambiente

De este modo los chimpancés podrían haber salvado parte de los bosques tropicales de África

Su función como dispersores de semillas parece haber jugado un papel clave, asegura un estudio.

Londres
Chimpancé africano.
Chimpancé africano. Getty Images

La mayor parte de la humanidad cree que, probablemente, la selva tropical del centro y occidente de África —conocida como la Selva del Congo y considerada la segunda más grande del mundo— existe desde hace millones de años.

Sin embargo, investigaciones recientes revelan que esta tiene apenas 2.000 años y que llegó aproximadamente a su estado actual después de cinco siglos de regeneración, tras haber quedado completamente fragmentada cuando la estación seca se tornó repentinamente larga, hace unos 2.500 años.

La recuperación de esa floresta fue posible gracias a los dispersores de semillas, entre los que se incluyen los chimpancés, que ayudaron a propagar las especies de flora selvática que demoran en crecer.

Alex Chepstow-Lusty, investigador asociado del Quaternary Palaeoenvironments Group, de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, dijo a la BBC que comenzó a "pensar en este proceso natural en los bosques africanos en 1993, cuando estaba con quien sería mi esposa estudiando a los chimpancés salvajes junto al famoso grupo de Jane Goodall en Gombe, Tanzania".

"Nos inspiró uno de los directores de investigación en Gombe, Anthony Collins, quien pensaba que los chimpancés podrían influir en la composición del bosque por sus propias necesidades nutricionales, por el tipo de frutas que excretaban y dónde lo hacían. Esto era una suerte de 'protojardinería'", señaló.

A pesar de que el consenso generalizado es que los humanos son los culpables de la desaparición de estas selvas, Chepstow-Lusty encontró que existía limitada evidencia arqueológica en esa área de poblaciones humanas. 

"Los humanos no pudieron haber sido responsables de la destrucción casi simultánea a una escala tan grande. Entonces, ¿qué provocó el colapso de la selva? Resulta que la respuesta no eran los humanos, sino el cambio climático", aseguró.

En un estudio publicado recientemente en la revista Global Planetary Change, los investigadores Pierre Giresse, Jean Maley y el propio Chepstow-Lusty utilizaron registros disponibles de vegetación en el centro y oeste de África para demostrar que, hace aproximadamente 2.500 años, aumentó la duración de la temporada seca.

En los siglos que siguieron, los bosques se regeneraron espontáneamente, incluyendo especies como la palma aceitera. Esta especie necesita de mucha luz y por eso prospera en áreas abiertas o en huecos creados en los bosques cuando se abre el dosel, más que en medio de la vegetación tupida.

"Por lo tanto, suele actuar como una 'especie pionera' que permite que el bosque vuelva a crecer.", aseguró. "Pero las grandes semillas de la palma aceitera son demasiado pesadas para ser arrastradas por el viento".

De manera que estas "deben dispersarse a través de los excrementos de animales como los chimpancés, que pueden tragar las semillas grandes, y para quienes la pulpa de color naranja brillante (del fruto de la palma) puede ser una parte importante de la dieta".

Es así como los chimpancés y otros dispersores de semillas desempeñaron un papel crucial en la regeneración de las selvas africanas.

"Cuando empezamos esta investigación, no podíamos ver cuán relevante se volvería en medio de la pandemia actual. Ahora, el cambio climático, la deforestación y la caza están teniendo un impacto profundo en esos mismos bosques", dijo.

Sin embargo, el mercado de la carne de animales silvestres está contribuyendo a la eliminación de especies clave como los chimpancés. "Sin animales para mover las semillas, especialmente las semillas más grandes y pesadas, la composición natural y la regeneración de los bosques está bajo amenaza", advirtió Chepstow-Lusty.

A comienzos del siglo XX había alrededor de 1 millón de chimpancés. Hoy se estima que solo quedan entre 172.000 y 300.000 viviendo en estado silvestre.

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