El Premio Nacional de Artes Plásticas 2018, José Ángel Toirac (Guantánamo, 1966), presenta Esto no es un tributo, su más reciente proyecto expositivo en la Galería Acacia. Algunas de las piezas exhibidas fueron creadas para esta ocasión. Otras, en cambio, forman parte de los senderos temáticos que Toirac ha ido hilvanando en su travesía como hacedor y coleccionista de imágenes y símbolos de nuestra tradición política, social y cultural.
Con Esto no es un tributo, el artista intenta despistarnos, aparentemente pretende "huir" de los homenajes póstumos. El creador homenajea al líder de la revolución, a partir de la imaginería simbólica y estética engendrada en el proceso revolucionario. Son vestigios gráficos de una maquinaria encargada de extender el culto a la personalidad en los medios masivos de difusión, códigos que revisita Toirac. Para ello opera con materiales documentales como fotografías, recortes de prensa, frases célebres, estadísticas utilizadas frecuentemente por Fidel en sus alocuciones públicas, entre otros registros.
El título también hace referencia a la emblemática pintura "Ceci n'est pas una pipe (Esto no es una pipa)", del surrealista belga René Magritte. Pese a ello y a nuestro modo de ver, la exhibición de Toirac no abraza la polisemia existente en la obra del vanguardista europeo. En las piezas expuestas apreciamos con claridad la visión de un fan, que intenta enmascarar con inteligencia su atracción por la enigmática figura del líder de la revolución cubana, posiblemente uno de sus ídolos.
A la entrada de la galería, el artista despliega algunas de las obras que dieron inicio a lo que sería tema recurrente en su devenir artístico. Este es el caso de la serie "Avanzada" (1991-1993) que, como el propio artista refiere, "inició lo que sería luego una característica fundamental de mi obra: tomar como referencia fotografías que ya habían sido publicadas y distribuidas en los medios oficiales de comunicación masiva". De esta serie y a modo de instalación se exhiben seis piezas, en su mayoría pintadas sobre tela.
Justo en la pared de enfrente, en una tela de grandes dimensiones, el artista recrea una de las escenas más difundidas por la prensa cubana. Nos referimos a los sucesos del ataque el 15 de abril de 1961, a la base aérea de Ciudad Libertad y donde muere el joven Eduardo García Delgado, quien antes de caer escribe con su propia sangre el nombre de Fidel. Se trata de una de las primeras reliquias utilizadas por los medios de comunicación recién creados por la revolución. La pieza de Toirac, realizada en 1991, se inspira en tales sucesos y la forma de amplificarlos.
En esa misma línea conceptual se exhibe la obra "El mejor homenaje (yo quiero cuando me muera…)", de 1996. De este mismo año se muestra otro retrato de Fidel, perteneciente a la serie "Gris", con la cual el artista rinde homenaje al pintor germano Gerhard Richter. Los cuadros de esta serie fueron realizados en Alemania, cuando Toirac disfrutaba de una residencia artística en la Ludwing Forum. En la serie los procesos de trabajo se convirtieron en protagonistas de la obra. Así, cada cuadro acumuló varias capas de pintura al ser borrado y repintado en repetidas ocasiones, transitando de lo figurativo a la abstracción con predominio de los tonos grises.
En medio de la sala queda emplazada la instalación "Toda la gloria del mundo", de 2012. Pequeña escultura que reproduce un grano de maíz en oro 22, realizada con la técnica de la cera perdida y en la que, a todas luces, el artista hace alusión a una frase de Martí, que Fidel Castro hizo suya: "Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz".
Al pasar el umbral de la segunda sala, de forma general pueden vislumbrarse obras más recientes y de diversa factura. A lo largo de la extensa pared, Toirac emplaza de forma minimalista "El coleccionista de cada día después" (2016-2019). Se trata de 365 origamis en forma de mariposa, realizados con portadas del periódico Granma, que testimonian las noticias de un año tras la desaparición física del líder de la revolución. Los origamis fueron realizados por el artista en un período comprendido entre el 26 de noviembre de 2016 al 25 de noviembre de 2017.
En esta obra, creemos que el artista se desnuda y concluye su luto personal. Se despide del personaje que le ha acompañado todos estos años. En la catarsis desata su verdadera pasión y esto, desde luego, entra en conflicto con los mensajes oficiales, por regla general unidireccionales y acríticos.
En esta misma sala los espectadores también pueden encontrar las instalaciones "Decálogo" (2007) y "Memento mori" (2006-2016). En la primera, reproduce y apila en papel envejecido, diez frases textuales del comandante en jefe, en clara alusión a los diez mandamientos o palabra santa. La segunda, nos muestra una colección de periódicos Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, recolectados en un periodo de diez años, entre el 2006 y el 2016. En el primer ejemplar puede leerse con claridad la proclama, mediante la cual el líder de la revolución, abatido por la enfermedad y el agotamiento, delega sus funciones con carácter provisional en su hermano Raúl Castro. En ambas obras utiliza sobre las paredes, textos que afirman lo implícito en las piezas.
Desde luego, las obras de Toirac no dejan indiferente a los espectadores y quizás este sea su mayor acierto. Sus detractores ven en el artista un portavoz ingobernable. Sus defensores encuentran mensajes que no se alinean con las campañas oficiales, aún sirviéndose de ellas. Por tanto, no es de extrañar la discreta publicidad que se le ha dado a la muestra, la escasa asistencia de público a su inauguración o las escuetas referencias que sobre la misma encontramos en internet, siendo el artista un flamante Premio Nacional de Artes Plásticas de Cuba.
Esto no es un tributo, de José Ángel Toirac, nos habla de la figura de Fidel Castro, pero lo hace en los términos del artista y esto desde luego no debe prejuiciarnos, aún cuando despierte las peores críticas entre los opositores de la revolución o, por el contrario, sea aclamada por sus seguidores e incluso pueda intimidar a los oficialistas que se rigen por guiones previamente escritos, incapaces de reconocer más allá de sus propias narices, o de sus propios miedos, una obra de arte.
La exposición se mantendrá abierta al público desde el 6 de septiembre hasta el 8 de noviembre. Sugerimos a los organizadores que la extiendan al 25 de noviembre, aniversario de la muerte de Fidel Castro. De esta forma, el homenaje resultará más coherente.
Claro que no..!! No es un tributo, es una lamedura mayuscula de culo..!!