En la denominada "era de los superfans", quizás ningún grupo sea más apasionado y esté más organizado online que los devotos de Michael Jackson, el Rey del Pop, cuyo legado incluye décadas de insinuaciones y juicios relacionados con qué hizo o no hizo con jovencitos.
Gestándose durante semanas, su lucha cobró nueva intensidad el 4 de marzo con la transmisión de la primera parte de Leaving Neverland, un documental de HBO donde dos hombres afirman que Jackson abusó de ellos en repetidas ocasiones cuando eran niños.
Bajo el hashtag de Twitter #MJFam, docenas de cuentas han alentado la contraprogramación del filme, indicando a los seguidores que escuchen música de Jackson vía streaming en lugar de ver el documental.
El diario The New York Times asegura que la noche en que se transmitió el programa, los fans inundaron el hashtag #LeavingNeverland con miles de tuits, dominando el debate sobre lo que llamaron un "documental falso" y atacando a los protagonistas de la película.
Dan Reed, director de Leaving Neverland, dijo que su compañía ha recibido "docenas y docenas y docenas" de correos electrónicos de fans de Jackson; "una avalancha de odio" que comenzó a los 20 minutos de haberse anunciado el filme en enero.
Reed y los dos personajes del largometraje, Wade Robson y James Safechuck, revelaron que algunos fans habían amenazado con violencia. "Son el Estado Islámico de los grupos de fans", dijo Reed.
Los seguidores de Jackson no lo ven así. Desde que las acusaciones lanzadas en 1993 por un niño y su familia terminaran en una indemnización de 23 millones de dólares, la postura oficial de los fans ha sido que cualquier acusación equivale a complots de extorsión por parásitos empecinados en mancillar a Jackson y aprovecharse de su ingenuidad.
Un tipo específico de fieles a Jackson ha escudriñado los detalles más mínimos de su vida y sus casos, incluyendo el juicio de 2005, en el que fue exonerado de cargos por supuestamente haber manoseado a otro niño, con la esperanza de probar su inocencia.
Esos fans ven Leaving Neverland como un reporte tendencioso y sesgado que refrita viejas acusaciones de fuentes inconsistentes.
Muchos fans recurren a cartas de odio anónimas dirigidas a periodistas y acusadores de Jackson. Otros, como Rain, muestran su devoción en maneras más profundas, creando minuciosamente vídeos que entrelazan documentos legales y entrevistas poco conocidas, y luego compartiendo su labor una y otra vez a través de múltiples plataformas.
Susanne Baur y Elena Ovchinnikova, coescritoras del blog Vindicating Michael, dijeron que prefieren no ser llamadas fans de Jackson en lo absoluto, porque fan "tiene una connotación demasiado negativa de idolatría y veneración", escribió Baur, de 60 años, en un correo electrónico desde el sur de Alemania.
En un post de más de 10.000 palabras sobre Leaving Neverland, Ovchinnikova, que tiene 65 años y vive en Moscú, analizó minuciosamente los relatos cambiantes de los dos hombres en el documental y concluyó que son unos mentirosos.
Sin embargo, Damien Shields, autor de un libro sobre la música de Jackson, afirmó que todo es cuestión de perspectiva: "también vemos a los medios como una turba vociferante en algunas circunstancias".
Señaló que el apoyo de los fans es una muestra de amor y pasión, comparando a los seguidores en medios sociales con Chris Crocker, un fan de Britney Spears, quien clamó, "¡Dejen a Britney en paz!", en un vídeo viral tristemente célebre.
"Así son los fans de Michael Jackson en Twitter, multiplicado por un millón", afirmó Shields.