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Tecnología

El futuro del ladrillo se construye sobre desechos orgánicos humanos

Tecnólogos australianos presentan una solución ecológica para las edificaciones y de paso para el tratamiento de residuales.

Sidney

Investigadores de la Universidad Instituto Real de Tecnología de Melbourne, Australia, quieren construir ladrillos de "biosólidos", residuos desinfectados que se derivan del procesamiento de aguas residuales.

El ingeniero civil Abbas Mohajerani, líder de un estudio al respecto, asegura que este nuevo tipo de bloques para la construcción no huele distinto a los normales y posee casi las mismas propiedades físicas y mecánicas.

En un solo día, tan solo la ciudad de Nueva York genera 1.200 toneladas aproximadamente de biosólidos. En España, donde se generan más de 750.000 toneladas al año, más de la mitad se reutiliza como fertilizante agrícola o forestal, pero el resto acaba en vertederos o en el mar. Su uso agrícola, además, es limitado y contaminante, precisa el sitio La Información.

Teniendo en cuenta esto, usar esta materia para hacer ladrillos supondría un gran ahorro de espacio, energía y reduciría las emisiones de carbono.

Incorporar solo un 15% de biosólidos en los ladrillos fabricados en todo el mundo anualmente podría eliminar por completo nuestros residuos.

A lo largo de unos cinco años, Mohajerani y su equipo de investigadores recolectaron biosólidos de dos plantas de tratamiento de aguas residuales en Melbourne y los mezclaron con tierra, en distintas proporciones, para fabricar ladrillos híbridos. Los hornearon durante diez horas a casi 1.000 grados Celsio, los enfriaron y luego hicieron pruebas comparativas con ladrillos normales.

Los datos del estudio, en el que aseguran que sus bloques son muy similares a los habitualmente usados en la construcción, se han publicado en la revista Buildings.

Puesto que el material orgánico se consume al colocarse en un horno, los ladrillos hechos con biosólidos requieren la mitad de la energía que necesitan los ladrillos normales para hornearse.

Además, el material orgánico que se consume deja espacios en los ladrillos de biosólidos, haciéndolos más ligeros, más porosos y llenos de gas. Debido a que los gases no tienen grandes capacidades de conducción térmica, el calor los atraviesa con mayor lentitud.

Mohajerani comentó que eso hace que tengan mejores capacidades de aislamiento. Dos cuestiones negativas es que no son tan resistentes y duros como los ladrillos normales y su fabricación también requiere más agua.

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