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Artes Visuales

'Displacements': tres preguntas a Florencio Gelabert

La arquitectura, desde el deterioro de los materiales y los fallos estructurales, es el tema de esta nueva exposición del escultor.

Miami

El pasado 4 de diciembre abrió la muestra Displacements del escultor Florencio Gelabert, que estará abierta hasta el 28 de febrero en Ideobox ArtSpace. La exhibición es una depurada selección de ocho esculturas elaboradas en mármol y granito, con soportes metálicos que en ocasiones quedan expuestos, dejando entonces su función estructural subordinada a la estética. 

Las piezas, invariablemente en las antípodas acromáticas del blanco y el negro, evocan el valor testimonial del conjunto.

Esta racional exposición no es un punto de partida en la carrera de Gelabert sino la consecuencia lógica de la evolución de su obra que por años aborda el tema de la arquitectura, desde el deterioro de los materiales, los fallos estructurales, las rupturas, las grietas, las ruinas…

Aquí el escultor parece concertar un acto reverencial hacia la pérdida o lo fallido. El aislar fragmentos de una construcción, imaginarlos o recordarlos y por último magnificarlos, es una expresión catártica de las vivencias de un hombre desplazado de su país, su familia, su historia y sus afectos.

Las esculturas de extraordinaria factura no pretenden vislumbrar la belleza en el caos, sino reflexionar sobre el origen del mismo, desentrañar el fracaso del principio vitrubiano (utilitas, venustas y firmitas) que ha colapsado una estructura de referencia para el artista.

Hay una complicidad atemporal y universal entre la arquitectura y la escultura como testimonio de los avatares de la historia, con ejemplos tan paradigmáticos como los frisos grecorromanos o las estelas de bajorrelieves en las culturas latinoamericana o asiática. La narrativa precedente se ha centrado invariablemente en reproducir la épica.

De manera oblicua y originalísima Gelabert ha vuelto a utilizar la piedra como recurso narrativo de la Historia pero ahora el sujeto es la consecuencia de la épica. 

La utilización del marmol o el granito y la atención por las grietas en los materiales, el deterioro subsecuente y la ruina, han estado siempre presentes en tu obra gráfica, escultórica e instalativa. ¿Cuál es el antecedente de estas piezas y cuando construiste la primera?

Los primeros trabajos escultóricos que realicé a finales de los años 70 partían de la abstracción. Eran obras de pequeño formato, realizadas en láminas de cobre, madera y siporex (concreto ligero utilizado en la construcción).

Había crecido en una familia de artistas y por entonces estaba buscando romper con la tradición familiar, buscando una expresión independiente y usando nuevas técnicas y materiales.

Mi interés por los restos arquitectónicos y las ruinas fueron apareciendo a comienzos de la década del 80. Con exactitud en la muestra Salón de Paisaje '82, presentada en el Museo Nacional con una pieza que titulé "Homenaje a la columna" (en la actualidad en la colección de Gerardo Mosquera).

Estas obras no surgieron de forma fortuita o accidental, estaban inspiradas por mis lecturas sobre el minimalismo, el arte povera y el land art. Pero sin dudas lo que más me ayudó a romper con el peso familiar y la academia fue la lectura del ensayo de Rosalind Krauss "Escultura en el campo expandido" ("Sculpture in the Expanded Field"), justo al graduarme en la Academia de Arte de San Alejandro, en el año 1981.

¿Al concebir estas piezas buscas referencias en imágenes de destrucción o son diseñadas con la extraña álgebra de la imaginación y la memoria?

La práctica de la escultura es un acto muy personal e instrospectivo. En general a lo largo de muchos años me he inspirado en las ruinas urbanas y las destrucciones extraídas de mi imaginación.

Sin ánimo de defender los intereses iniciales que me motivaron a realizar obras tridimensionales, te comento que trato de hacer una obra ante todo sincera. Mi creación es intimista y tiene mucho que ver con los juegos infantiles en el patio de mi casa… Recuerdo que de niño construía trincheras y jugaba a la guerra con mi hermano menor y mis amigos. Yo me crié en la Cuba de los años 60, en medio de las constantes noticias de la guerra de Vietnam y las guerras del Oriente Medio transmitidas por la radio y la TV, sin nintendos ni ataris, y creo que eso te marca.

¿Crees que hay pesimismo en tu narrativa?

El pesimismo es lo opuesto a las posibilidades del avance y el desarrollo, asumidas por la modernización y el incremento económico, la tecnología, etc, entre otras muchas significaciones… En mi caso he realizado una obra que apuesta por el progreso y la evolución. Me va más el optimismo.


Displacements de Florencio Gelabert está abierta hasta el 28 de febrero en Ideobox ArtSpace, 2417 N Miami Ave, Miami, FL 33127, tel. (305) 576-9878.

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