El actor cubano Ricardo Barber, integrante de la compañía de teatro Repertorio Español, de Nueva York, falleció hace unos días en Manhattan a los 81 años de edad, informó el diario The New York Times.
Barber abandonó Cuba a mediados de la década de 1970, tras pasar tiempo en uno de los campo de trabajos forzados implantados por la dictadura de Fidel Castro, y conocidos como UMAP. Primero fue España y luego, cuatro años más tarde, se estableció en Nueva York, donde rápidamente se unió a Repertorio Español.
Cuenta uno de sus sobrinos, Luis Mallo, que mientras estuvo recluido en el campamento creó una compañía de teatro y escenificó una obra que criticaba al Gobierno comunista.
Pero tras aquel año cortando caña junto a religiosos, predelincuentes, otros homosexuales como él y personas que fueron castigadas sin haber cometido ningún delito, los sentimientos hacia su país nunca volvieron a ser iguales.
"Yo no era el mismo. Ya no creía en la revolución, y empecé a ver lo malo en todo", dijo a The Times en 1998, cuando regresó brevemente para actuar en la Isla.
El actor fue miembro de Repertorio Español desde 1981 hasta su jubilación en 2014 y entre las numerosas producciones en las que apareció destaca "La fiesta el chivo", una adaptación de la novela homónima de Mario Vargas Llosa sobre el déspota dominicano Rafael Trujillo, donde Barber interpretó al propio dictador.
En 1982, el escritor y crítico Richard F. Shepard definió a Barber como un "ambicioso y primordial maestro" y "un artista delgado, cetrino e hilarante".
Ricardo Fernando Barber nació en Placetas, Cuba, el 5 de junio de 1937. Su padre, José, era director de una escuela y su madre, María del Carmen Rodríguez, era ama de casa. Cuando Ricardo tenía unos seis años, la familia se mudó al poblado habanero de Cojimar.
Estudió optometría y artes teatrales en la Universidad de La Habana, donde se graduó en 1961. Formó parte de varios grupos de teatro, entre ellos Teatro Estudio, dirigido por Raquel y Vicente Revuelta.
Se estableció como actor en La Habana en 1959 y, desde entonces, su orientación sexual le condenó al castigo del régimen cubano. Por tal razón, fue internado en una de las conocidas Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), campos de concentración en los que opositores, homosexuales, "predelincuentes" y criminales eran sometidos a largas jornadas de trabajos forzados.
Barber regresó a Cuba en 1998 con la obra "Revoltillo", una puesta de Eduardo Machado sobre una familia cubanoamericana. Las presentaciones incluyeron a más de media docena de actores cubanoamericanos, así como recorridos por cuatro ciudades de la Isla.
A Ricardo Barber le sobreviven dos hermanas, Rosa Barber y Violeta Barber.