Luis Manuel Otero Alcántara tiene 30 años y proviene de una familia humilde, sin inclinaciones artísticas. Hoy es, sin embargo, uno de los mayores dolores de cabeza del Gobierno cubano, por la forma en que utiliza el arte visual para criticarlo.
Este artista autodidacta es una de las caras más visibles del movimiento contra el Decreto Ley 349, un instrumento para intentar frenar el arte independiente en Cuba que entrará en vigor en diciembre próximo.
Se crió en un barrio pobre del Cerro y hoy vive en otro, San Isidro, en La Habana Vieja, donde realiza sus proyectos.
En medio de un viaje por varios países de Europa, habla con DIARIO DE CUBA.
¿Cómo ha sido mantener tu obra y tu tendencia crítica en un barrio en el que no conocías a nadie?
Llevo año y medio viviendo con mi esposa, la artista Yanelys Núñez, en una casita que compramos con mucho esfuerzo en San Isidro, una barriada parecida al Cerro, de donde provengo.
Es una de esas zonas donde la gente padece el dolor provocado la pobreza, pero es entre esa gente con sentido de barrio donde todo fluye.
En estos barrios humildes te adaptas muy rápido, todo es muy coloquial. Estamos conectados a través de las mismas necesidades, la misma pobreza y los mismos deseos.
Allí tenemos nuestro Museo de la Disidencia. Si a lo mejor fuéramos a vivir en Miramar, no iría nadie y los vecinos no nos apoyarían. En San Isidro nos han salido las cosas y es donde también lograremos otras tantas.
Eres un activo crítico del Decreto Ley 349. ¿Cómo lo defines?
El Decreto Ley 349, supuestamente aprobado por el Ministerio de Cultura, ataca a los artistas independientes, críticos y contestatarios. Pero es mucho más que eso, es un ataque directamente del régimen a todos los artistas y toda la cultura en general.
Dándose cuenta (las autoridades) de que están perdiendo el control total, promulgan el 349 contra la cultura. Han visto que los propios artistas gubernamentales cada vez tienen menos compromiso con ellos y con sus espacios políticos. Sus artistas no van a la Plaza (de la Revolución), cada vez realizan menos performances progubernamentales.
Buscan (las autoridades) apagar las nuevas voces alternativas; tratan de amordazar los proyectos artísticos críticos que muestran la realidad cubana actual, ya que mediante ellos estamos llegando a la gente en espacios abiertos.
Resumiendo, el Decreto Ley 349 no solo va contra los críticos, va contra todos.
¿Cómo fue tu formación artística?
Desde niño tuve vocación por el arte. Cuando decidí entrar en la escuela San Alejandro, Fidel Castro comenzó a cerrar el acceso afirmando que había muchos artistas y pocos obreros.
Comencé a labrarme mi propio camino. Entré a la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y a la Asociación Cubana de Artesanos Artistas. Mas mis conocimientos provienen de muchos espacios: leer libros, estudiar de manera autodidacta; recibí ayuda de otros artistas que me orientaron. Así comencé realmente a formarme.
De la AHS recibí mi acreditación como artista. Me llama la atención que no me hayan expulsado, creo que es más una estrategia política, ya veremos hasta cuándo me aguantan. Ahora soy totalmente un artista independiente.
Estás de "gira" por Europa, ¿de qué se trata?
En realidad, ha sido una coincidencia que se unieran tres proyectos en fechas consecutivas y esto parezca una gira. Pero son diversos proyectos y ninguno tiene que ver con otro.
El primero fue el Fórum 2000, en Praga, donde hubo una perspectiva más de enfoque político y activismo.
Junto a la fotógrafa checa Hana Jakrlova, estuvimos Tania Bruguera, Yanelys Núñez y yo, hablando de nuestras experiencias como artistas críticos en Cuba.
Nos acompañó Javier Salvia, director de CADAL (Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina), que también actuó como presentador e interlocutor.
En Madrid expongo hasta este 17 octubre Miss Bienal de La Habana, con clases de baile. También estaré con la artista Paula Valero en el proyecto llamado Acciones Extraordinarias.
El viaje termina en Londres, donde recibiré el premio a la libertad de expresión que concede la organización no gubernamental británica Index of Censorship, y una residencia artística llamada Metal.
Luego vuelvo a Cuba para ver si puedo salir el día 1 de noviembre hacia Estados Unidos.
¿Qué vivencias has recogido de este viaje por Europa?
El hecho de poder visitar países donde las libertades civiles son una ventaja, te da un horizonte mucho más amplio para trabajar. Todo lo visto muestra que en casa todo va por un camino errado.
Te das cuenta de por qué el Gobierno le teme a los espacios de libertad, que es donde logras ver y probar lo que es la libertad y se vuelve como una especie de adicción que te impide aceptar la prisión en que han convertido toda tu vida.
En este viaje también buscamos solidarizar a la gente con la cultura cubana, que sepan de primera mano que los problemas allá siguen creciendo.
En Londres habrá una presentación de un documental sobre la #00Bienal Alternativa, para que la gente pueda visualizar todo lo que ocurrió alrededor de ese evento.
A pesar de que hicimos cosas, tuvimos mucho acoso que nos impido hacer todo lo que deseábamos. Queremos que la gente sepa qué y cómo fue.
Lo mejor es que volveremos para Cuba con mucha bomba, esperanzas renovadas y deseos de seguir haciendo mucho más.