Miguel Díaz-Canel pronunció un agresivo discurso anticapitalista este sábado para cerrar la Primera Conferencia de los Trabajadores de la Cultura en el que reivindicó las políticas culturales de Fidel Castro, dejó claro que no dejará prosperar "afanes de mercantilización en el arte" y se quejó de "asedio imperial".
"No se pueden confundir la voluntad de difundir la cultura con los afanes de mercantilización en el arte; ni podemos confundir creación artística con el interés personal de algunos de vender a cualquier precio", dijo el gobernante, según recogió el sitio oficial Cubadebate en unas palabras que ponen en contexto el polémico Decreto Ley-349.
La regulación entra en vigor en diciembre próximo e incluye castigos contra quien autorice o permita servicios artísticos que no hayan sido "aprobados y contratados por la institución cultural a que corresponda".
Asimismo, penaliza a quien "como artista individual o actuando en representación del colectivo a que pertenece, brinde servicios artísticos sin la autorización de la entidad que corresponda", y a quien "preste servicios artísticos sin estar autorizado para ejercer labores artísticas".
Un grupo de artistas independientes entregó en el Consejo de Estado y el Ministerio de Cultura una carta protesta contra el decreto, que consideran una camisa de fuerza para recrudecer el control gubernamental sobre la creación y promoción artística en la Isla.
En opinión del sustituto de Raúl Castro, "en vez de hablar de disfrute y apreciación de las artes, existe una tendencia a referirse al consumo del arte, quieren que se convierta en mercancía, anteponiendo el interés de enriquecimiento personal a la calidad y la política cultural de la revolución, que es desarrollar la autenticidad".
Llamó a "crear una plataforma emancipadora para defender en primer lugar la cubanía, la política cultural de la Revolución que existe desde los encuentros sistemáticos de Fidel (Castro) con los artistas e intelectuales, y expresiones como la campaña de alfabetización, sistema de enseñanza artística, de eventos, y el desarrollo de las artes".
Para Díaz-Canel el desarrollo cultural y la creación artística sufren de "banalidades, vulgaridades y paradigmas que tratan de imponer desde otros lugares" e insistió en que se pueden "desterrar" apelando al "diálogo, el debate, la argumentación y la discusión".
Dijo a los sindicalistas que su papel debe ser "activo en la lucha para implementar la política cultural, con un desempeño transparente y enaltecedor que ratifique confianza en la continuidad".
Hablando de esa "continuidad", enmarcó el evento dentro de "un encuentro de la cultura en su expresión más holística, precisamente en el marco del 150 aniversario del inicio de las luchas por la independencia".
Insistió en que "para definir la prioridad en el trabajo se debe analizar el contexto en que se está viviendo", en el que, según el gobernante, "predomina la restauración capitalista y neoliberal en el mundo, con una expresión de hegemonía".
"Hay personas que hacen lo posible para aplastar el debate ideológico de los trabajadores; el capitalismo quiere fracturar la memoria histórica de los pueblos, que las personas nieguen su cultura y su esencia. Si nosotros comprendemos estas particularidades comprendemos entonces cuales tienen que ser las prioridades del Sindicato de la Cultura", insistió.
Identificó como "los desafíos" del discurso castrista durante décadas el embargo y también lo que calificó de "asedio imperial desde afuera, y las manifestaciones de vocación anexionista de algunos pocos desde adentro".
A raíz del rechazo generado por el Decreto Ley-349, el régimen ha desplegado su maquinaria represiva con detenciones, hostigamiento y otras acciones.
"La historia nos ha demostrado que la única respuesta para enfrentar ese contexto es la unidad y el debate cultural tiene que defender como principal pilar la unidad y creo podemos lograrlo. Cuba es cultura y todos somos cubanos", concluyó Díaz-Canel.