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Artes Plásticas

Las rebeliones de Patssy Higuchi

¿Cómo sería la historia si Dios hubiera creado primero a la mujer? La artista peruana expone en la Galería Latinoamericana de la Casa de las Américas.

La Habana

Relata la Biblia que en el principio de todas las cosas solo estaba Dios. Con un puñado de tierra, modeló al primer hombre a imagen y semejanza suya. Instalado en el Edén por voluntad del Señor, al hombre le abrumaba la soledad; al ver su creación incompleta, el todopoderoso indujo a este un sueño profundo y mientras dormía le sacó una de las costillas y cerró la carne. Del hueso hizo una mujer. "¡Esta sí que es de mi propia carne y de mis propios huesos! Se va a llamar Eva porque Dios la sacó del hombre", —exclamó Adán sin que la mujer pudiera emitir criterio alguno.

¿La historia habría sido la misma si Dios hubiera creado primero a la mujer?

Esta y otras preguntas se plantean mujeres como Patssy Higuchi (Lima, 1972). La artista peruana construye su universo creativo desde el balcón de la intimidad y la devoción familiar. Bien plantada en su cartografía de lo vivido como madre, esposa, amiga, empresaria y artista, cuestiona los roles "históricos" impuestos a las mujeres en la sociedad, el hogar y ante la pareja.

La creadora exhibe por estos días una selección de piezas, recogidas en una muestra personal bajo el título Mapa doméstico. La exposición combina pinturas, calados en papel, cerámica, libros-objetos, fotografías, dibujos e instalaciones, y podrá ser visitada en la Galería Latinoamericana de la Casa de las Américas de La Habana hasta el próximo 20 de julio. 

Mapa doméstico recopila trabajos realizados durante nueve años, en los cuales Patssy Higuchi ha recurrido a los recuerdos y la casa como templo o refugio familiar de generaciones distintas. La continuidad de la sangre es el pilar fundamental para entender la construcción de un discurso que dibuja una cartografía de la existencia misma.

Con el objetivo de hacer énfasis en este mensaje la propia artista realizó un dibujo in situ utilizando tizas de colores sobre una pared negra que recibe al visitante a la entrada de la sala expositiva. Sobre el muro, Patssy recrea el plano a escala de la galería, ubica las piezas en el espacio utilizando números; entre este orden establecido por los curadores Silvia Llanes y A. Alexis García, nos hace la siguiente revelación en forma de texto: "Pensando sobre el lugar asignado a la mujer". No hay más que decir, el escrito lo resume todo, las rebeliones de Patssy Higuchi comienzan ahí.

Para acentuar sus ideas se nutre de los patrones de costura, revistas de moda, estética de anuncios, platos, pomos de conserva, tazas de café, cubiertos, una tabla de planchar y otras piezas de origen utilitario. Sobre estos materiales plasma su ideario, su militancia en imágenes a favor de la igualdad de género. Higuchi fue educada en un contexto patriarcal y en ese corsé nunca se sintió cómoda.

La artista confiere un protagonismo destacado a los títulos de las piezas. En ellos encierra el espíritu obediente que muchos hombres y mujeres suponen deberían seguir asumiendo las señoras en una sociedad como la peruana o en Latinoamérica en general. En Bonita¿Qué cocinaré?Me dijo que me queríaEspejoQue sepa coser, que sepa bordar o en Toda mi vida es para ti, la creadora desvela ante el espectador una serie de clichés y estereotipos que culturalmente han situado a la mujer como el supuesto "sexo débil".

Los delicados dibujos y el espíritu casero de esas obras nos hacen reflexionar sobre cuestiones pendientes que siguen teniendo un peso determinante en la sociedad actual. La desigualdad por razones de género no es cosa del pasado, ni tampoco exclusiva de países tercermundistas. 

Maldecidos por Dios y expulsados del jardín del Edén por desobedientes, la humanidad ha vagado por la tierra sin rumbo. En este transitar en el tiempolas mujeres siguen luchando por conquistar su justo lugar. Con Mapa doméstico, Patssy pone el dedo sobre las llagas aún abiertas pensando en el futuro de sus hijos; no quiere seguir llevando flores blancas por las que no están, ella prefiere la desobediencia de su trabajo como discurso público en un mundo dominado por hombres.

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