"En Cuba vivimos en una burbuja y durante 23 años estuve en cierto modo aislado", confiesa el pianista Alfredo Rodríguez (La Habana, 1985), quien se presenta por estos días en el Café Central de Madrid.
"Fue muy positivo vivir allí tantos años asimilando mis raíces, pero cuando emigras, observas otros puntos de vista y otras maneras de entender el arte, abres más los ojos y tu percepción cambia por completo", explica el músico en entrevista con el periodista José Carlos Cueto en CTXT.es.
Hasta este 23 de abril, el artista "ofrecerá un espectáculo basado en lo que está preparando para su cuarto álbum, que aún no tiene nombre pero está casi listo para lanzarse".
En su cuarta visita a la capital española, el pianista "trae novedades y suena distinto. Munir Hossn, un bajista brasileño que no acostumbra a tocar bajo acústico, es uno de los responsables del cambio de sonido. Será un disco a trío, que transmitirá una experiencia más cercana a lo que se vive en sus conciertos, algo que le venía pidiendo su público", indica Cueto.
En la percusión le acompaña el baterista cubano Michael Olivera. "El espectáculo es muy diferente a mis anteriores visitas a Madrid. Esta vez, además de las canciones cubanas que siempre me acompañan, incluimos temas internacionales: desde The Beatles hasta Michael Jackson, todo a nuestra manera", dice Rodríguez.
Los inicios en la Isla y el salto a Los Ángeles
Su primer álbum, Sounds of space, refleja su experiencia vital desde los 16 a los 23 años, edad con la que cruzó la frontera mexicana. Decidió dar el paso tras coincidir en 2006 con productor musical estadounidense Quincy Jones durante el festival de jazz de Montreux, Suiza. Jones quedó prendado de su música y le ofreció un contrato entonces imposible de llevar a cabo por las diferencias políticas entre Cuba y Estados Unidos. Tres años después Rodríguez acompañó a su padre, el popular cantante Alfredito Rodríguez, en una gira por México. Al finalizar, voló desde Mérida hasta la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo para cruzar hacia EEUU.
"La mayoría de los temas de mi primer disco están compuestos en Cuba, y aunque en el momento de su estreno (2012) mi música ya no sonaba de esa forma, fue bonito compartir algo que siempre formará parte de mí", explica Rodríguez, quien conecta ahora más con sus raíces aunque ya no viva en la Isla. "Es un proceso natural, siempre he sentido mis orígenes, pero a partir del segundo disco (The Invasion Parade, 2014) los comencé a explotar a la vez que los mezclaba con todo lo que estaba conociendo a nivel mundial. Salir de mi país fue una liberación", dice el artista que radica en Los Ángeles.
La Guantanamera de Joseíto Fernández está incluida en The Invasion Parade, pero con un arreglo que lleva el sello del pianista. "Transpira libertad y atrevimiento", señala Cueto. Elementos que le valieron la nominación al Grammy en la categoría de mejor arreglo instrumental y a capella de 2015.
"No esperaba la nominación. Fue una sorpresa, una exaltación. Una especie de reconocimiento a lo que estaba creando entonces", apunta Rodríguez. "Los premios, o en este caso aquella nominación, no son más que la certificación consecuente de estar haciendo bien las cosas."
Jazz y exilio
"No existe música más social que el jazz. Ahora, en Estados Unidos, está muy de moda la fusión entre el jazz y el hip hop, dos ritmos que tienen más en común de lo que puede parecer. Ambos son urbanos; nacieron en el fragor de la calle", señala Rodríguez, quien "entiende la música y el jazz en el siglo XXI como una constante renovación e incorporación de todas las experiencias que rodean al individuo".
Aunque en casi nueve años viviendo en EEUU, Rodríguez ha compartido escenario con grandes del jazz como Herbie Hancock o Chick Corea, no lo han invitado a tocar en Cuba. "Tengo muchas ganas de tocar allí, pero nadie me ha invitado", dice.
En los festivales de jazz de la Isla cuesta encontrar a algún exiliado. "Un gran error, porque los músicos que viven fuera exaltan la música cubana tanto como los de dentro. Desafortunadamente, desde allí se condena a aquellos artistas, que, como yo, han buscado nuevos horizontes", opina.
Su tercer disco se titula Tocororo.