El Gobierno cubano ha roto el contrato con el director teatral Juan Carlos Cremata y ha cesado su proyecto escénico "El Ingenio" como represalia por sus duras críticas a las autoridades culturales de la Isla tras la cancelación de la puesta en escena de El rey se muere, de Eugène Inoesco, este verano.
La obra, estrenada por Cremata en La Habana, presenta la decadencia de un personaje aferrado al poder por más de 200 años.
La resolución, entregada a Cremata personalmente el lunes, justifica la decisión porque según alega el director "provocó un conflicto ético-profesional" con sus representantes legales tras "realizar ataques desmedidos" a instituciones como el Consejo Nacional de las Artes Escénicas y el Centro de Teatro. Cremata comparó al Gobierno cubano con el régimen nazi.
En el documento entregado al director, se le reprocha que sus críticas se difundieran "a través de la prensa extranjera y las redes sociales", considerándolas además "incompatibles con el objeto social para el cual fue creado" el proyecto "El ingenio".
Se ha generado "una falta de confianza en el artista, todo lo cual descalifica sus propuestas como intereses institucionales", remarca la resolución.
Cremata, en un correo difundido por la plataforma Yo También Exijo, aseguró que con esta medida "se consolida legalmente la censura y se ejercita la 'libertad de expresión' en nuestro país, en pleno siglo XXI".
El director subraya que "la medida no se consultó con los Premios Nacionales de Teatro o con otros artistas del gremio" por lo que la calificó de "simple vendetta" y "ejecución sumaria calculada".
'Paredón para los que no se callan'
Cremata agregó que estos hechos demuestran cómo "se ensañan con los que piensan diferente: paredón para con los que no nos quedamos callados".
El artista califica el documento de la resolución como "indigno" y aclara que aunque está firmado por el director del Centro de Teatro, Marvín Yaquis, su verdadera responsable es la presidenta del Consejo Nacional de las Artes Escénicas, Gisela González.
"Se hizo para evitar cobardemente las críticas a la verdadera persona responsable de tal agravio, Gisela González, dado que Marvín Yaquis incluso me manifestó su profundo pesar al tener que realizar algo que no le gustaba y a lo que estaba obligado. Es solo el vocero de la ignominia o el portador de la 'sentencia de muerte en vida' a la que se me ha condenado", sostiene Cremata.