La artista Coco Fusco publicará el 3 de octubre el libro Dangerous Moves: Politics and Performance in Cuba. La obra ofrece una mirada en profundidad a la manera en que el espacio público y la performance han sido cruciales para la identidad y política cubanas, según informa Forbes.
Con una recopilación de fotos y análisis de creaciones de los últimos 40 años, Fusco centra su atención en el poder político de la performance. Dangerous Moves: Politics and Performance in Cuba presenta una Habana moderna en la que el arte y la creatividad son fundamentales para el desarrollo de la cultura y la política.
"El arte que [en Cuba] tiene la vocación de ser una forma de protesta contra el Estado puede ser fácilmente despojado de su estatus como arte y tratado como una ofensa criminal. Esto también pasa ocasionalmente en Estados Unidos pero mucho menos", comenta la artista en Forbes.
Fusco sugiere que las instituciones y movimientos cubanos "han construido cuidadosamente vehículos políticos usados para presentar una nación comprometida con el arte, pero también para silenciar la protesta".
"El aparato cultural cubano es una máquina de promoción muy sofisticada que ha hecho un gran trabajo poniendo a los artistas cubanos en el mapa", opina la artista. Y añade: "Por otro lado, el aparato político cubano siempre ha sido muy cuidadoso con los artistas y con cualquier tipo de actividad cultural que tenga lugar en el espacio público".
La artista considera que "las instituciones educativas y culturales creadas por la Revolución hicieron posible que muchas personas estudiaran arte y trabajaran profesionalmente en este campo".
Pero en ciertos momentos clave, prosigue, "las operaciones políticas del Estado han intervenido para evitar que los artistas muestren o hagan su arte, normalmente porque la naturaleza de la expresión es entendida para ser crítica con el Estado".
En su libro Fusco se centra en los artistas de performance que se han focalizado en intervenciones callejeras, conducta política y el poder del Estado. "Muchos artistas que han escogido retar el derecho del Estado al control a través de la protesta han tenido muchos problemas y han sufrido censura y expulsión de la UNEAC", explica.
Algunos de ellos "han podido crear galerías en apartamentos para mostrar el tipo de trabajo que el Estado no quiere promocionar", comenta.
Nuevas oportunidades
Con el incremento de la presencia de los medios digitales e internet en Cuba en la última década, Fusco cree que "hay más oportunidades para la producción independiente y la distribución de arte, filmes y música” y apunta que, en cambio, “el teatro es todavía más dependiente de las instituciones estatales".
La artista explica que un documental sobre arte cubano que hizo en 1980 le trajo problemas, pero al no ser ciudadana cubana ni residir allí lo que el Estado puede hacerle es "limitado".
"Me han denegado visas a veces. Amigos míos han sido cuestionados por interactuar conmigo. Pero he estado viajando a Cuba en los últimos 30 años y he aprendido cómo hacer frente a las autoridades. Sé lo lejos que puedo ir sin tener problemas serios", dice.
La artista agrega que "la censura no es tan contundente y directa en los países capitalistas" pero que esto "no quiere decir que no exista". Según señala, "hay mucha gente en posiciones de poder a los que no les gusta mi visión, mi política o mis intereses y pueden actuar por detrás para que pierda oportunidades profesionales".