En medio de los actuales problemas económicos que viven varios medios independientes cubanos, así como organizaciones defensoras de los derechos humanos, que son un contrapeso fundamental para que la narrativa de lo que sucede en Cuba no sea secuestrada por la maquinaria propagandística del régimen, los ideólogos de La Habana exhiben su regocijo y, variando el tono de serio a irónico o burlesco, acusan a la prensa independiente de ser "dependiente" y de estar ahora en una situación de "pánico".
El exespía Gerardo Hernández, presidente de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), escribió en su cuenta de X: "¡Se armó el corre-corre! Si la USAID cierra la tubería, algunos 'luchadores' de la industria anticubana tendrán que mudarse para casas más pequeñas". Y agregó: "El vivo vive del bobo, y el bobo, de la bobería. ¡Pero ahora les quieren cerrar la tubería!".
El presidente de Casa de las Américas, Abel Prieto, se refirió a los medios independientes como "engendros". Al tiempo que el viceministro de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío, escribió en su perfil de X: "¿Qué tiene de independiente un periodista, un activista o un opositor que vive del dinero que paga el Gobierno de EEUU a través de la USAID y ahora se siente ahogado cuando le cierran el grifo? Siempre se supo que han sido cipayos contratados, absolutamente dependientes del amo".
El canal de YouTube Guerrero Cubano, vinculado a la Seguridad del Estado, se refirió a la prensa independiente como "mercenarios que andan atacados buscando dinero" y agregó: "¡Esto es demoledor! Llantén y duras confesiones en los medios mercenarios y dependientes anticubanos".
La Constitución vigente en Cuba, hecha a la medida del castrismo, prohíbe la existencia de una prensa independiente que fiscalice al régimen. En los últimos años se han multiplicado los mecanismos de persecución contra los periodistas independientes. Decenas de ellos han tenido que exiliarse y los que permanecen en Cuba están bajo constante peligro de ser encarcelados.
El asedio alcanza también a los familiares, con frecuencia presionados para que delaten a los periodistas independientes o los "persuadan" de abandonar el trabajo de informar sobre la realidad de Cuba.
Mensajes oficialistas como los citados en esta nota son otra prueba de la necesidad de un periodismo independiente que exponga las arbitrariedades y violaciones de un régimen que mantiene a los cubanos en la indefensión, imbuidos en una crisis económica y social, y sometidos a través de la represión.
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