El cubano Héctor Adrián Batista Zayas, uno de los nueve reclutas desaparecidos como consecuencia de las explosiones que ocurrieron el 7 de enero en un almacén de armamento y municiones del municipio Rafael Freyre, Holguín, residía en Mayarí.
Amigos suyos y de su familia dieron a conocer en Facebook que Batista Zayas vivía en el barrio La Pedrona, en la periferia de la ciudad cabecera de Mayarí. Había cumplido 20 años el pasado 15 de diciembre.
"Era hijo único, la madre está destrozada, casi se muere con la noticia y hasta en terapia hubo que ingresarla. Ya está en casa, pero no está bien, está como ida, no reacciona a nada, como fuera de este mundo, llorando casi todo el tiempo. Todo el mundo muy triste en el barrio, parece mentira", comentó Alejandro, un vecino cercano y amigo de la víctima, a DIARIO DE CUBA.
José lo describió como "casi un niño" y consideró, en diálogo con esta redacción, que "no es fácil entregar tu hijo al estado para el Servicio Militar y que te digan que desapareció así sin más. Ni cuerpo hay para velarlo, dicen que no se han podido meter en esos túneles".
El pasado 10 de enero, tres días después de las explosiones, el primer secretario del Partido Comunista de Cuba en la provincia, Joel Queipo Ruíz, informó en su perfil de Facebook que las autoridades militares correspondientes habían acordado "el retorno a sus hogares de las personas protegidas, cuyas casas están ubicadas a una distancia de radio que ya no ofrece peligros".
Sin embargo, el funcionario dijo que aún no era posible "entrar al sitio específico del hecho", de ahí que no hubieran sido rescatados los desaparecidos ni el equipo especializado tuviera información sobre su paradero o, incluso, sobre sí estaban vivos. Todo parece indicar que no, cuando han transcurrido cinco días desde las explosiones.
"En este país, es una tragedia detrás de otra, es como si hubiera una maldición. Uno no sabe qué esperar, cuál será la próxima", señaló José. "Mi hijo tiene 13 y yo no sé qué voy a hacer, pero para el ejército no dejo que se lo lleven", concluyó.
Luego de que el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionaria (MINFAR) informara sobre las explosiones el 7 de enero en su cuenta de Facebook y más tarde confirmara que habían desaparecido 13 personas —y revelara las identidades de los cuatro oficiales y los nueve soldados, sin aclarar si eran reclutas— la reacción popular ha sido de consternación.
Además de expresar su solidaridad con los familiares de las víctimas, en las redes sociales los cubanos han reactivado la campaña de rechazo al carácter obligatorio del Servicio Militar para los jóvenes.
"Tanto los padres como los jóvenes están renuentes a pasar el servicio; muchos dicen que prefieren estar presos por no presentarse, la cosa está fea. Tal vez luego se pase un poco, pero en este momento no es buena idea citar a los reclutas para un nuevo llamado, por ejemplo", confesó a DIARIO DE CUBA un exfuncionario de Área de Atención Militar, bajo condición de anonimato.
Pese a que no pocos jóvenes cubanos se han suicidado o han muerto accidentalmente durante el Servicio Militar, desde julio de 2023 el régimen castiga con cinco años de cárcel a quienes lo evadan. Esa sanción está incluida en la Ley del Código Penal Militar, aprobada el año pasado por la Asamblea Nacional del Poder Popular.
A los reclamos por el fin del Servicio Militar Obligatorio en Cuba se suman las críticas al MINFAR y al Gobierno por su incapacidad para entrar al lugar del siniestro y confirmar si los 13 desaparecidos estaban muertos o se podían salvar, y por mandar a jóvenes sin la preparación necesaria a manipular armamento.
En su perfil de Facebook, la Revista Digital Escribiendo Gibara criticó que "los dieron por muertos sin salir a buscarlos".
"A las familias les comunicaron que no hay posibilidades de que estén vivos y que no es seguro buscar los cuerpos", agregó la publicación, antes de cuestionar: "¿Era seguro enviar a adolescentes a manipular armamento viejo y que podía explotar? Han terminado con la vida de nueve muchachos que obligaron a estar allí sin estar preparados, sin desearlo, sin las mínimas condiciones".