El trabajador turco Fuat Türkyilmaz se convirtió este viernes en el segundo fallecido de los accidentados en la central eléctrica flotante anclada en la bahía de La Habana, menos de 24 horas después de la muerte de su compañero Halil Karadeniz.
Como en el caso de Karadeniz, la noticia de la muerte de Türkyilmaz fue publicada por Miguel Díaz-Canel en su cuenta de la red social X.
"Luego de varios días batallando por su vida, esta madrugada falleció Fuat Türkyilmaz, trabajador turco de la central flotante de generación eléctrica que resultó herido en el accidente del 26 de septiembre. Enviamos condolencias a su familia, compañeros y al Gobierno de Turquía", escribió Díaz-Canel.
Türkyilmaz era uno de los dos trabajadores turcos que permanecían ingresados en el Hospital Clínico Quirúrgico Hermanos Ameijeiras, con criterios de crítico extremo y muy grave. Tenía quemaduras en al menos el 21% de su cuerpo, de acuerdo con una publicación en Facebook del periodista oficialista Lázaro Manuel Alonso, en la que citó al doctor Fernando Trujillo Sánchez, director nacional de Servicios Hospitalarios del Ministerio de Salud Pública.
Este jueves, al reportar la muerte de Karadeniz, el doctor Trujillo Sánchez informó que permanecían ingresados "dos pacientes, ambos de nacionalidad turca, los que presentan lesiones por quemaduras de 40% y el 21%, con criterios de crítico extremo y muy grave, respectivamente", citó Lázaro Manuel Alonso.
El accidente ocurrido el 26 de septiembre en la patana KPS 57, de 15 megawatts de generación, anclada en la bahía de La Habana, se originó mientras se realizaba una soldadura en el interior de la embarcación que provocó un incendio, de acuerdo con el medio oficial Granma. Resultaron heridos ocho trabajadores, de los cuales, cinco ya recibieron el alta.
En una reacción al incidente, la Asociación Sindical Independiente de Cuba (ASIC) responsabilizó al régimen "ante los reiterados accidentes de trabajo por la falta de medios de protección y seguridad".
Los trabajadores cubanos están en un estado de indefensión ante sucesos como este o el ocurrido el 27 de agosto en la fábrica de cemento de Cienfuegos. El escenario en Cuba es proclive al aumento de desastres mortales de este tipo, por la falta de voluntad del Gobierno para atajarlos, las industrias obsoletas necesitadas de inversiones capitales, el escamoteo oficial de estadísticas y la habitual descarga de responsabilidades en las propias víctimas de los hechos.
Joel Brito, director del Grupo Internacional para la Responsabilidad Social Corporativa en Cuba (GIRSCC), alertó en una entrevista con DIARIO DE CUBA a finales de agosto, que durante los últimos 50 años el régimen no ha invertido en recursos de protección para los trabajadores que están directamente vinculados a áreas de alto riesgo, lo que se suma a las condiciones deplorables de muchas de las instalaciones, donde se ejecutan labores que pueden implicar serios perjuicios para la salud y la vida.
Brito recordó la tragedia del Hotel Saratoga, en la que perdieron la vida 45 personas. El año pasado una comisión de expertos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reclamó a La Habana que informara sobre las causas que provocaron el accidente e identificara a los responsables. "Pero hasta la fecha no ha respondido a estas interrogantes. Tampoco ha informado de qué medidas adicionales ha tomado para evitar accidentes futuros", lamentó el director del GIRSCC.
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